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¿Debería tener qué …? ¿Dos metros de ancho por un metro y medio de alto?
Madera oscura. Bordes torneados. ¿Cuatro estantes? ¿O cinco? No me acuerdo.Pero lleno de libros.
Colecciones. Ediciones Saraiva, Club de las Muchachas, de los años 40 y 50 …
Y yo, entre 10 y 15 años explorándolo.
“Cinco semanas en globo“, de Júlio Verne, en el que no entendía qué era el bote globo, lo leí varias veces.
“El solar de las almas perdidas” de Dorothy Macardle, libro sobre fantasmas, leído en una noche de lluvia intensa, ¡y solo en casa! … inolvidable por su historia y situación. “Un cuento de Navidadl” de Charles Dickens, otro de los fantasmas leído en una noche lluviosa …
Explorando aún más el pequeño estante, navegué en busca de “Moby Dick“
Explorando aún más el pequeño estante, navegué en busca de "Moby Dick", de Melville...
de Melville, sufrí las aventuras de “Um Drama no Mar“, de Emílio Salgari, cuya secuela “Náufragos de Liguria” no he encontrado hasta el sol de hoy.
Aventuras de capa y espada en los libros de Aimée Achard, leídos varias veces, hasta la actualidad. “En la sombra en la luz“, de Victor Hugo, mi primera incursión en el tema de la reencarnación.
Libros antiguos … libros antiguos … portadas de cuero, o de cartón … páginas amarillentas … rústico …
¿Y el olor? … ahhh.. el olor de un libro viejo … Perdónenme los que tengan rinitis, pero ese olor acunaba las aventuras de Verne, Melville, Achard, Dickens y muchos otros … los dramas de Heathcliff y Catherine en “Cumbres borrascosas” de Emily Brontë … el libro tenía un bouquet, diría yo, como un vino.
Viajaba por eses estantes, explorado. Todo en una pequeña biblioteca cultivada por una oficinista romántica de una fábrica de dulces en la ciudad de São Paulo en la década de 1950.
Todos los meses ella compraba un volumen, que su hijo comenzaba a explorar en esos pequeños e inolvidables estantes.
Ricardo Martins, jornalista e pesquisador, com trabalhos para a Editora Abril, TV Cultura e Fundação Roberto Marinho.