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El cine durante el Crack del año 29, por Luli Delgado
42a, Luli Delgado

El cine durante el Crack del año 29, por Luli Delgado

 En el período entre guerras, una serie de circunstancias desencadenó la profunda crisis financiera conocida como la Gran Depresión o Crack de 1929, la cual duró poco más de una década y afectó no solamente a los Estados Unidos sino al mundo entero.El desastre fue total: recesión, desempleo masivo, quiebra de empresas e inclusive suicidios. Estados Unidos sucumbió a una nube negra sin previsión de salida. Surgieron largas filas para sopas populares o escasas ofertas de empleo, y sí, hambre en todo el país.En medio de este caos, la industria cinematográfica, que mal se instalaba en la nueva modalidad del cine sonoro, descubrió su gran filón creando una literal fábrica de películas, los llamados B-Films, producciones de muy bajo presupuesto y de una hora de duración, con his...
Inquietante papiroflexia , por José Manuel Peláez
42a, José Manuel Peláez

Inquietante papiroflexia , por José Manuel Peláez

La primera vez que la vi debía tener unos quince años y, aparte de la fresca belleza de la edad, nada era en ella tan llamativo como su sonrisa. Sonreía con la superioridad tranquila de un gato. No solo me sonreía a mí, no se trata de que yo me sintiera halagado por su atención, sonreía a todos mientras doblaba y encajaba los dobleces de un papel amarillo por una cara y rojo por la otra hasta conseguir un cisne polícromo que añadía a su zoo inanimado.Sus padres estaban preocupados por ella y pensaron que yo les podía ayudar a resolver el misterio de lo que le ocurría. Nada le interesaba, ni los estudios, ni las noticias, ni las modas, ni los amigos, sólo quería seguir jugando su juego. Tampoco era una rebelde, al contrario, siempre parecía estar serena y cumplía los encargos que le daban c...
La niña del cundiamor, por Álvaro Ríos
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La niña del cundiamor, por Álvaro Ríos

A mí nadie me engaña. Bueno, eso creo. Entiendo que tal rasgo lo heredé de la abuela. En su caso era una tarea casi imposible. Hoy en día es difícil que alguien pueda engañarme, pero hace años, cuando era un adolescente, una niña —que quizá no lo era—, pudo hacerlo. Todo comenzó cuando viajé con mi abuela de vacaciones a un pueblo del oriente del país. Siendo pasajeros de un Mercedes —porque, aunque ustedes no lo crean, aquel autobús era un Mercedes—, en medio de una molestia mi abuela me pidió que le sostuviera un libro, una edición de la obra de un escritor venezolano de origen oriental. Abrí el libro y entonces algo me llamó la atención: —¿La niña del cundiamor? ¿Cundiamor con “i”? —pregunté. —Así le dicen los orientales —dijo la abuela. —Pero, Andrés Bello, ¿qué d...