Salmón heroico, por José Manuel Peláez
Acababa de cobrar los primeros derechos de autor por mi última novela y después de confirmar que podría alcanzarme para una comida magna solo para mí, a lo grande, si invitaba a alguien, o para un número confuso de picoteos, me decidí por darme el lujo de ir a comer salmón salvaje certificado con Manolo. Al fin y al cabo, Manolo me había contado muchas historias que, maquilladas y ensambladas, había incluido en mi obra maestra.Estaba harto de escuchar las extáticas expresiones de todos los que aseguraban que quien no había comido salmón salvaje, simplemente no había comido salmón. Así, llevé a Manolo a La trainera azul, donde aseguraban que su producto era auténtico. Por supuesto que le hice jurar a Manolo sobre el volumen de Bodas de Camus que no hablaría de la comida durante la comida. M...