El silencio, por Getulio Bastardo
Nos quedamos callados, ya no había nada de qué hablar, se habían agotado todos nuestros argumentos, ella en contra y yo a favor. Ella muy racional, yo, muy emocional. Nos miramos a los ojos quizás por última vez. Mientras nos tomábamos de las manos nuestros ojos se colmaron de lágrimas y lloramos en silencio. Mis pensamientos se llenaron de recuerdos, los de ella intuyo que también, iguales a los míos, buenos y gratos recuerdos. De eso vivíamos, de recuerdos. La vida nos trajo hasta aquí después de transitar cada uno por otros caminos. Coincidimos nuevamente en otra ciudad cuando menos lo esperábamos, aunque yo siempre guardé la esperanza de volver a verla en cualquier momento de mi sola existencia, no importa dónde estuviera, así fuera en un supermercado, un avión o el cementerio de cualq...