Sobre retratos – José Pulido
El emperador Adriano, cuya sensibilidad y sabiduría renacieron en la escritura de Marguerite Yourcenar, habla del cuerpo y lo describe así: “…ese instrumento de músculos, sangre y epidermis, esa nube roja cuyo relámpago es el alma”.
Desde la antigüedad se ha dicho que los ojos son espejo o ventanas del alma. El apóstol Lucas dejó por escrito que “La lámpara del cuerpo es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en tinieblas.”
Al igual que Platón, con su ejemplo de la caverna, todos los sabios tocaron alguna vez el tema de la visión conectada a la mente y a los sentimientos, a la realidad y al espejismo.
Las primeras fotografías que le hicieron al ser humano eran tan lentas que las personas...