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José Pulido

El funcionario –   José Pulido
José Pulido, 16a

El funcionario – José Pulido

Comenzó a perder los paraguas en invierno. El agua corriendo por las calles le daba miedo, temía quedarse sin un zapato o sin los dos. Habría que ir al campo para recuperar los olores reconfortantes de la tierra cuando caen las primeras gotas. Las calles invernales de Caracas hieden a mojadura de morgue. Tampoco el verano le traía complacencias. En verano, el calor le hacía picotear el mismo comentario de poca monta: “tengo la tensión mala”. Orinar ya no era un ejercicio natural y esquemático de corte militante. Pasaba más rato en el baño para no mojar los pantalones. Tenía que concentrarse porque de lo contrario corría el riesgo de salir con el pene asomado y caído como un pichón moribundo. En fin, se le olvidaban los nombres de algunas personas y también desaparecían los recuerdos...
Regresó Salvador – José Pulido
José Pulido, 14b

Regresó Salvador – José Pulido

El Ávila se perturbaba a las seis de la mañana cuando Salvador Garmendia caminaba por los senderos del Parque del Este. El Ávila se quedaba como viéndolo. Es que, de repente, se parecía mucho al pintor Armando Reverón. Los loros se volvían un despelote en las copas de los chaguaramos, se descolgaban como para mirarlo detalladamente. Cuando escribía un cuento era como un tejedor de chinchorros. Hilaba de manera brillante y profunda. Era gracioso y sentimental. Uno puede soñar o mecerse en cualquiera de sus cuentos. Y después de leer uno de esos relatos suyos, hay que vivir con una nueva anécdota que no se puede contar jamás con la precisa belleza de sus palabras. Uno cuenta un cuento de Garmendia y no es lo mismo: la esencia se queda relegada en la memoria, escondida en algún recovec...
Clavo pasado – José Pulido
José Pulido, 11 a

Clavo pasado – José Pulido

Las películas de terror son siempre iguales: una familia se muda a una casa donde las tuberías tiemblan y sueltan largos gemidos y las llaves de paso se quejan. Alguien abre un grifo y brota un chorro de aguas negras.Martina se ríe de sus pensamientos, pero sigue pensando en esas cosas, porque el lavamanos de su baño ha estado silbando toda la mañana. No se atreve a llamar a un plomero porque la última vez que lo hizo le costó un mes de sueldo. En esa ocasión le dijo a su amiga Doralba que la acompañara porque siempre es incómodo para una mujer sola recibir a un hombre en casa. El plomero era un hombre cincuentón y de todas maneras les echaba a ambas unas miradas como de recluso a la hora del baño.Todo se ha ido deteriorando desde que Rodrigo no está. Y eso que ella no es perezosa y trata ...
Sahumerios – José Pulido
José Pulido, 15a

Sahumerios – José Pulido

La señora joven que vende sahumerios fragantes deambula entre las mesas del bulevar ofreciendo sus palitos. Carga uno encendido para que la gente sienta la virtud del producto. Ese huele a fresa. Hay los que exhalan una combinación de algo que parece orina con canela. La señora joven tiene buena apariencia. Debe ganar muy poco con ese comercio. Podría estar trabajando en una fábrica, una oficina, una tienda o en un restaurante, pero conseguir trabajo no es fácil. Los hombres la escudriñan, pasan sus ojos por las caderas, por los senos. Ella permanece seria, tratando de sobrevivir con los sahumerios. Afincada en sus derechos de ser humano. De una persona que tiene un cuerpo para respirar, caminar, dormir, viajar, trabajar, vivir. No es un cuerpo para ser usado por otros como una cosa...
Sobre los nombres – José Pulido
José Pulido, 11 a

Sobre los nombres – José Pulido

En el antiguo Egipto, el dios Ra cargaba el sol en su carro. Era como el chofer del sol. Salía temprano desde oriente y se metía por occidente, cada vez más cansado. Ra usaba muchos nombres, pero nadie sabía su nombre secreto. Porque esa era la clave de su poder.Ra, quien había creado todo lo que se movía entre el cielo y la tierra, dejó caer un poco de saliva cuando estaba en uno de sus ocasos. Con esa saliva, la maga Isis, esposa de Osiris, inventó la serpiente llamada cobra. Apenas la bicha caminó, la dejó en el camino por donde el dios Ra pasaba y la cobra lo mordió. Como era una serpiente que él no había hecho, el veneno lo enfermó. El dios conoció la agonía. La maga Isis le dijo que le sacaría el veneno si Ra le revelaba su nombre secreto. Así fue como ella se convirtió en diosa. La ...
A comprar tocan – José Pulido
José Pulido, 10 a

A comprar tocan – José Pulido

-Sifón es ese tubo curvo que tiene un codo ¿no?- le pregunta Sofía al dependiente de la ferretería. Es un joven bastante amable, aunque parece aburrido. -Sí: la parte curva se llama codo. Destapar el sifón no es difícil. Cierra la llave de paso para cortar el agua, quita el codo, pone el sifón nuevo y ya está. -Eso es lo que quiero: que me venda un sifón - dice ella. Casi se sonroja cuando el dependiente trae una cajita con el sifón. Es verdad que se le ha obstruido una parte de la cañería en su apartamento, pero cada vez que puede va a esa ferretería porque se siente fascinada por ese dependiente. Aunque es una mujer de atractivo evidente, el ferretero no parece notarlo. Su hermano Alfredo y el dependiente ferretero son amigos: ambos estudian economía en la misma universidad....
Libertad de opinión – José Pulido
edición 6, José Pulido

Libertad de opinión – José Pulido

En su mayoría, la gente prefiere expresar lo que siente respecto a un tema sin pensar demasiado en el asunto. No hay mucho interés en plantear interrogantes precisas y responderlas: sólo existe el impulso por exponer la visión particular de un modo temperamental. La necesidad de emitir una opinión por la satisfacción de emitirla. Como gritar un desespero.La opinión es el recurso más vituperado, descalificado y detestado. Nadie soporta la opinión contraria. Por una opinión puedes morir, matar, perseguir o ser perseguido.Nadie trata de mejorar su opinión, de tomar conciencia sobre el tema que se aborda. Hay opinadores tan desprovistos de conocimiento y de información comprobada que ni siquiera han salido del medioevo en materia de opinión, ni han pasado por el Renacimiento en materia de conc...
Acupuntura – José Pulido
José Pulido, Edicao5

Acupuntura – José Pulido

Al entrar, notan que las sillas están ocupadas por mujeres ancianas. Algunas hablan de yoga, tai chi y ensaladas. Otras dormitan. Él se concentra en la lectura. Su esposa observa los cuadros que llenan las paredes. Hay un paisaje de árboles sin hojas; en otro marco aparecen volando varios peces con colas de oro, escamas rosadas y bocas azules. Él lee unos antiguos poemas chinos que tradujo el poeta colombiano Harold Alvarado Tenorio. Lo hace para buscarle conversación al anciano médico acupunturista. Una asistente criolla pronuncia el nombre de la persona que debe pasar al consultorio. Él y su esposa han llegado de últimos. Al rato se sorprenden cuando dos muchachas juguetonas salen del consultorio tomadas de la mano. Inmediatamente después aparece un muchacho alto y rubio. Tambi...
El silencio no existe – José Pulido
José Pulido, 9a

El silencio no existe – José Pulido

Es la primera vez en años que Antonio se queda solo en el apartamento. Su esposa y sus dos hijos se adelantaron y gozan sumergidos en un bululú de tíos y primos en la playa. La familia de su esposa tiene una casa en la orilla del Caribe y todos los años se reúnen ahí hasta que se fastidian del océano y del pescado frito.Tuvo que rezagarse porque debe trabajar dos días más, pero ya los alcanzará. Mientras tanto puede disfrutar del silencio que reina en el apartamento. Podrá quedarse dormido en el sofá viendo televisión sin que ninguna pelota rebote en su frente.Esta primera noche en soledad será inolvidable: mantiene bajo el volumen del televisor mientras selecciona un canal con película. Hay tanto silencio que los grillos del cerro cantan y se aparean en sus orejas. Hay tanto silencio...
Bolívar y los billetes – José Pulido
José Pulido, 8b

Bolívar y los billetes – José Pulido

 La American Bank Note Company hizo el primer billete con la efigie de Simón Bolívar en 1890, para el Banco de Venezuela, una institución privada. La institución oficial, el Banco Central de Venezuela, fue creada en 1939.Esa misma imagen de Bolívar aparece en todos los billetes que hizo la American para Bolivia, Ecuador y Colombia. El retrato lo grabó Alfred Sealey, inspirado en la figura de una litografía perteneciente a la Biblioteca Nacional de París. Esta litografía fue influenciada por la obra del artista colombiano José María Espinosa, quien hizo un retrato de Bolívar en Bogotá el 1 de agosto de 1828.Dicha imagen se usó en las primeras emisiones del Banco Central de Venezuela. La efigie es una idealización del retrato que realizó Espinosa, pero Sealey le dibujó en la chaqueta el meda...
Volar no es todo – José Pulido
José Pulido, Edición 7

Volar no es todo – José Pulido

A la anciana del tercer piso se le escapó su canario. Le limpiaba la jaula y el pajarito aprovechó para escabullirse. El canario voló desaforadamente y la anciana agitó sus brazos angustiada. El pajarito se detuvo en la esquina de una azotea, mirando confundido hacia todas partes.“¡Se fue Enriquito!”, gritó la señora, con el llanto cerquita. Enriquito picoteó en el borde de la azotea, degustando hormigas. La dama llamaba a su canario, aun sabiendo que se hallaba demasiado lejos.Por encima de las azoteas de Caracas pasan zamuros, palomas caseras, garzas, guacamayas y gavilanes. Un gavilán gira en el espacio ensayando espirales y sus ojos poderosos descubren cualquier temblor. La anciana lo vio y gritó nerviosa: “¡Enriquito!,¡Enriquito!”. En su rostro se notaba la honda preocupación. El gavi...
Caracas, preto no branco – José Pulido
José Pulido

Caracas, preto no branco – José Pulido

Se você subir a montanha de Ávila e observar o vale, terá que aceitar que Caracas é um labirinto gigantesco. Este mare magnum de construções feitas de ferro, concreto, pedra e vidro, é fruto do intenso esforço de uma massa trabalhadora que ao longo de gerações foi acusada de preguiçosa. O homem salário, o homem cerveija, não conseguiu se livrar do Sambenito que continua soando como se fosse uma verdade nacional: “Os venezuelanos são preguiçosos”. Museus, teatros, vida literária, poesia, música que jorra como um manancial, a intelectualidade tecendo conceitos; a filosofia explicando; a história forjando memórias para o uso cotidiano, universidades em busca de civilização, religiões respirando fé e outras manifestações do espírito, formam a outra face da cidade e em sua maioria pro...