Cada vez que Ramiro Monsalve ve el cielo piensa en ella. No hay manera de que, estirando un poco el cuello para ver hacia arriba estando en la calle, no venga la imagen de Lourdita a su corazón. Y aunque hace tiempo no ha llorado por ella, pues es inevitable tener esa sensación de desasosiego que lo paraliza un poco. Y aunque es una parálisis un poco dulce no deja de ser dolorosa.Para Ramiro, Lourdita ha sido un amor inconfesable. Desde aquella noche no ha vuelto a verla, y aunque él sabe que ellos son así pues la extraña. Sabe que es probable ...