¿Qué hago aquí?
¡Vaya pregunta!
Si alguien me ve pensaría que soy un malhechor. Muy lejos de eso. Solo queda expresar que valerse de la noche para ingresar al patio de una casa que no es la nuestra es una necedad.
Pero créanme, queridos lectores, tengo una justificación:
Tal vez quiero evitar el qué dirán, o simplemente me mata la timidez.
Aquí vive Dayana, la esposa de un amigo que murió hace diez años. Algunas veces los visité. Andrés solía invitarme un whisky los fines de semana. En aquel tiempo, Elizabeth, mi esposa, nos...