Un cierto clima de opinión condena últimamente al pensamiento positivo y a la gruesa literatura de autoayuda sobre felicidad. Yo lo hice, también, con cierta sorna, en el pasado, imbuido de la supuesta superioridad de la filosofía pesimista que yacía en el trasfondo de la psicología del inconsciente y las complejidades del Psicoanálisis. Nos reíamos del beatífico simplismo del mayor éxito editorial de mis tiempos de estudiante: Yo estoy bien, tú estás bien, de Thomas Harris. Hoy la crítica tiene más bien un tono político. Acusan a la psicologí...