Entré al café favorito de Manolo, tropecé con el camarero sin pedirle excusas y derramé el café de mi amigo al sentarme en su mesa.─ ¡Te juro que mataría a alguien! ─ expresé con una vehemencia que poco alteró al calmado Manolo, ocupado en mirarme en silente reclamo ─. Bueno, Manolo ¡es una forma de decirlo… una metáfora! ─ traté de explicarme. Pero Manolo seguía mirándome con su mejor cara de border collie al acecho del próximo movimiento de la oveja.La oveja, o sea yo, le conté que fui a hacer un trámite, me coloqué al final de una larga fila...