Pienso en mi infancia y me conmueve la de los niños de hoy. Salen del colegio y un tráfago de actividades los espera: fútbol, tenis, natación, clases de inglés, francés, piñatas, teatro infantil. No tienen ni un minuto para el aburrimiento. Cuando yo era pequeño, llegaban las vacaciones escolares y uno tenía que ingeniárselas para atravesar los días y las noches hasta que aparecía de nuevo, en septiembre, el uniforme escolar. No había padres desvelados por el quehacer de los hijos, campamentos de verano, viajes indispensables a cualquier lugar....