En nuestra entrega anterior vimos cómo el cine ejerce en nosotros una fascinación comparable a la de los cuentos que nos leyeron en la infancia.
Pero para llegar a la pantalla, toda película recorre un largo camino, que incluye el trabajo de cientos y hasta miles de personas encargadas de llevarla a buen puerto. No se crean, se trata de un asunto serísimo y tontos los que piensen que es cosa de bohemios.
Así por lo alto, veamos.
El punto de partida es siempre una idea, original o adaptada de una obra publicada. Digamos por ejemplo que en Casablanca había un tipo que tenía un bar, o que en un bosque, bajo un cielo muy estrellado, sin más posa una nave diferente a las que hemos visto hasta ahora.
Es la punta del iceberg que más adelante comienza a desarrollarse. Pero para que llegue a la categoría de guión, va a atravesar por muchas versiones y revisiones, no solamente de la historia en sí, sino de la congruencia de los personajes y episodios, la elaboración de los diálogos, el presupuesto de filmación, y por ahí sigue la lista.
Por fin (!!), cuando se llega a una versión que parecería satisfacer a griegos y troyanos, el guión es analizado y dividido de acuerdo a las locaciones, personal técnico necesario, actores, vestuario, efectos especiales y etc., mientras los productores de campo ajustan los detalles necesarios para que todo esté a disposición, la gente de arte define escenarios y vestuario, y otra vez más etcétera, en lo que se conoce como su fase de pre-producción.
Cuando por la gracia de Dios termina esta segunda fase, pasa a su tercera etapa, es decir, el rodaje como tal. Éste se realiza en un orden que no sigue el del guión, puesto que hay que maximizar esfuerzos y presupuesto. Por ejemplo, un personaje crece en un pueblo y se va para regresar veinte años después. Pues bien, todo lo que tenga que ver con ese pueblo, antes y después, se filma de un tirón.
Después vendrá, en la cuarta fase, donde interviene quien reordena lo filmado y se dedique a editar, mientras en paralelo, se crean los otros componentes: música, doblajes, efectos especiales y por ahí va. Es lo que se llama postproducción.
Es importante resaltar, que cualquier guión “muta” por el camino. Porque en la preproducción se llegó a la conclusión que una locación o un actor no estaban disponibles, o porque durante el rodaje surgieron algunos inconvenientes, o porque en a la edición llegó material imposible de editar.
¿Vieron lo complejo del proceso?
Por eso les recomiendo que la próxima vez que vean una película, antes de sentenciar que es “pésima” y desertar, que por lo menos les pase por la cabeza el enorme esfuerzo que hubo para que con más o menos éxito haya logrado llegar al tan ansiado proyector.
Que no se les olvide…