La maleta,
por Luli Delgado
A los 94 años Lulucita se mudó a Brasil a vivir con nosotros y su único equipaje fue una maleta mediana donde tenía todo lo que necesitaba y lo que llamaba la atención es que nunca llegó a necesitar nada más.
Yo le compré unos zapatos, porque eran de dos tonos y estaba encantada porque se parecían a los de “su época”, y más adelante otros color vino tinto, porque me contó coqueta que nunca había tenido zapatos de ese color. Eso por consentirla, no porque realmente le hicieran falta.
En cambio el año pasado, cuando fuimos a pasar las Navidades con nuestras hijas, me llevé más o menos el doble de lo que realmente necesitaba.
Es que, si no ponemos cuidado, sucumbimos a la tentación de meter todo lo que se nos va ocurriendo. Después vienen los malabarismos, primero para que la mal...