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192c

Manual del distraído,<br/> por Victorino Muñoz
192c, Rafael Victorino Muñoz

Manual del distraído,
por Victorino Muñoz

Llegada cierta edad nuestra vida es algo más o menos así:Entras al baño con intención de cepillarte los dientes.Enciendes la luz, ves que la bombilla parpadea un poco.Apagas y vuelves a encender.Ahora sí, todo bien.No, sigue parpadeando. Hay que cambiarla.Pero te miras en el espejo y ves algo sucio en la cara. ¿Serás tú o el espejo?Te lavas, te secas; decides que la toalla está muy sucia y es mejor lavarla.Llevas la toalla a la cesta de ropa sucia.Piensas que ya no tienes jabón para lavar.Apagas la luz y sales del baño.Llegas a la cocina y te quedas preguntándote: ¿será que yo me cepillé los dientes?Te pasas la lengua, regresas al baño a ver si el cepillo está mojado, etc.Así nos pasamos la vida, pensando en una cosa que tenemos que hacer y olvidando las que estábamos haciendo.Estamos como...
Entre bandas,<br/> por José Manuel Peláez
192c, José Manuel Peláez

Entre bandas,
por José Manuel Peláez

Conozco y comparto con Manolo una firme creencia antibelicista, aunque ambos sepamos que si las guerras nos han acompañado durante milenios es porque lo nuestro es un sueño más que otra cosa. Por eso, la invitación de Manolo para acompañarlo a un desfile de bandas militares me pareció esconder otra intención.─ ¿Vamos a llevar pancartas antiguerras?─ No ─ me respondió de inmediato ─ vamos a disfrutar del espectáculo y a aprender.Y aquí nos tienen a los dos, sentados en la grada derecha repleta de niños viendo cómo desfilan ante nosotros bandas militares de muy diferentes banderas, pero todas empeñadas en convertir la disciplina en un espectáculo: el colorido de los uniformes, el brillo en los bronces, las miradas al frente, la rigurosidad del número de pasos por minuto, el ritmo de las perc...
Ni en sueños,<br/> por Luli Delgado
192c, Luli Delgado

Ni en sueños,
por Luli Delgado

Una nota en Instagram anuncia que los japoneses, valiéndose de la neurociencia y la inteligencia artificial, han creado una manera de grabar los sueños. ¡Eso mismo! Basta ponerte unos anteojos que vaya uno a saber lo que tienen dentro, acostarte a dormir, y al día siguiente ver la grabación de lo que soñaste. “Ya no hallan qué inventar”, diría Lulucita, y yo estoy de acuerdo. No es que no me guste soñar. Al contrario. Sueño en vivo y colores. Lo disfruto mucho y casi siempre me acuerdo cuando me despierto, lo cual es un privilegio considerando que hay gente que admite que simplemente o no sueña o no se acuerda. Pero de allí a grabarlo, me da mucha sensación de invasión, de quinta pata de gato. Claro, gente como Freud estaría encantada con el nuevo juguete, pero yo no soy Freud y no me fío ...
Te cuento que…<br/> por Suzan Matteo
192c, Suzan Matteo

Te cuento que…
por Suzan Matteo

La semana pasada hablé sobre el Libro de Dzyan, y hoy te traigo otro quizás más enigmático: El Manuscrito Voynich, aunque este sí está ubicable en la biblioteca Beinecke, de la universidad de Yale. En algún momento de 1912, Wilfrid Voynich, anticuario de espíritu renacentista, recorrió las polvorientas estanterías de un monasterio jesuita en Italia. Lo que halló no fue un simple códice medieval, sino una provocación al intelecto, un desafío a la razón. Aquel manuscrito, encuadernado en pergamino y plagado de ilustraciones tan precisas como imposibles, hablaba en un lenguaje incomprensible. El Manuscrito Voynich —bautizado así en honor a su descubridor— es un libro con páginas cubiertas de una gramática desconocida, como si hubiese sido escrito por una mano firme que dominaba a la per...