El último email, por Lucy Gómez
El último email llevaba mal escrita la dirección. Lo devolvió el servicio mundial que se ocupaba de eso, a pesar de que eran ya poco menos que reliquias. El servicio se volvió tan anticuado como los teléfonos en donde se pedía línea a una centralita.El asunto es muy noticioso. Aunque no haya llegado nunca a su destinatario, tiene un significado, la despedida a un mundo que se acabó.Es tan importante como el descubrimiento de cartas escritas en tabletas de arcilla, cuando las primeras civilizaciones humanas. Los emails son objetos de colección, propiedades valiosas, que se ordenan y leen con guiños de pensamiento, ese método para obtener y clasificar conocimiento que se obtiene automáticamente al nacer y que ha dejado aparcadas por inútiles a todas las bibliotecas. Sólo con quererlo sabes l...