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Reencontros, por Alfredo Behrens
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Reencontros, por Alfredo Behrens

leer en español    Lembro-me com carinho das minhas maestras em Montevidéu, especialmente uma, jovem e bonita, que me ajudou muito. Mas eu fui pulando por vários países e me resignei a tê-la perdido. Até que, quando eu também era professor, tendo acabado de dar uma palestra em São Paulo, essa linda mulher se aproximou de mim querendo saber onde eu havia estudado na primária. Tão logo eu disse o nome da escola, seu rosto se iluminou enquanto num abraço apertado me disse: Eu fui sua maestra! Era ela, sim, aquela que eu achava que tinha perdido para sempre sem poder agradecer por me ajudar a crescer. Ainda sorrio quando me lembro daquele momento, pelo qual agradeço a Deus. do mesmo autor Compartir en Quiero patrocinar
La princesa que no quiso ser reina, por Mayte Navarro
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La princesa que no quiso ser reina, por Mayte Navarro

Los hermanos de los futuros reyes europeos han sido noticia este año. Martha Luisa, la hija mayor de los reyes de Noruega, nunca quiso ser la heredera, y por esa razón su hermano menor, el príncipe Haakon, ocupa la primera fila en  la línea de sucesión. En estos últimos años, Martha Luisa ha ocupado los titulares de la prensa. Primero fue su divorcio del escritor Ari Behn, quien posteriormente, hace cinco años, se suicidó. Sus inclinaciones por el mundo esotérico también le han dado popularidad. Al afirmar que era capaz de comunicarse con los ángeles fundó la escuela Alma de Primavera para enseñar cómo hablar con esos seres alados. Escribió un libro donde expuso sus problemas como hija de reyes pero no heredera. En esas páginas explicó la incómoda situación que parece compartir o...
El poeta de los leprosos, por Alejandro Moreno
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El poeta de los leprosos, por Alejandro Moreno

A José David Camargo lo llamaban el poeta de los leprosos. Solía vérsele por los lados de Padre Sierra caminando a cualquier hora. Si algún vecino se asomaba por la ventana a las tres de la mañana, probablemente iba a ver a José David Camargo con su carpeta debajo del brazo, rumbo a los lados de La Pastora.A José David no se le conocía mujer. Quizás su timidez patológica lo mantenía al margen de los deleites del amor femenino. Lo que sí es que José David estaba constantemente escribiendo sus poemas, que luego regalaba a los enfermos del leprocomio de Catia La Mar, al cual iba al menos una vez al mes. Se iba con su carpeta de poemas toda esperolá y con una bolsa de panes dulces que compraba en una panadería de unos hermanos gemelos de La Grita, que llamaban los Morochos Pineda.Llegaba allí ...
El borracho de Marisabel, por Luli Delgado
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El borracho de Marisabel, por Luli Delgado

Marisabel vivía justo enfrente de la iglesia, lo cual, para una persona de tanta fe, era poco más o menos que una bendición, porque además ir a Misa todos los días, se había convertido poco más o menos en la asistente oficial del párroco y el sacristán en lo pertinente a obras sociales.Entre todos ayudaban como podían a un grupo de mendigos que se refugiaba en el nicho de la entrada de la iglesia. Algunas veces con comida, otras con dinero. Esta segunda opción le venía bien a los borrachines, “pero igual, ya están habituados” reía el párroco cuando era cuestionado.Un día, comenzaron a notar que uno de los habitués casi no se movía. Llevaba rato en un mismo sitio, como dormido, y además con la pestilencia propia de muchos días de alcohol y poca higiene.Marisabel tomó inmediatamente cartas e...