El primer día del año, por Luli Delgado
Al primero de enero inevitablemente lo asocio al primer día de cada uno de mis grados de primaria.Siempre iba en la expectativa de que la clase me tocara con la mejor maestra, que, aunque nunca me hubiera tocado, todas iban precedidas de su fama.Inocente al fin, pensaba que ella no sabía quién era yo, pero hoy pienso que sí, que ellas hablaban entre ellas, y que no era posible llegar a un nuevo grado con la hoja enteramente en blanco.Así comenzaba el año, con olor a cuadernos nuevos, cajas de creyones muy afiladas, zapatos relucientes y gran entusiasmo.Transcurrido cierto tiempo, empezaba a torcérsele el rabo de la puerca, y llegaba el primer “la felicito, señorita”, una de las peores humillaciones de las que tengo memoria, sobre todo porque solía ser delante de toda la clase. En fin, el a...