Bichos – Lucy Gómez
Mi relación con los bichos cambió.
Recuerdo cuando era inflexible. Ver un bicho – léase araña, cucaracha, mosquito, mosca - y atacarlo era un solo impulso. Cuando pequeña no había ratones en mi casa, pero aún recuerdo a mi madre montada en una silla, gritando porque un ratoncito mínimo corría por la habitación de la casa de alguien- debió ser la de una de mis tías. Eran más bien aullidos.
Después, cuando me interesó tener jardines, empecé a respetar a las orugas que se convertían en mariposas espectaculares al menor descuido. A las hormigas que nos hacen fortalezas al lado silenciosa e inexorablemente. A las abejas, que van succionando néctar de flores por un terreno equivalente a una cancha de fútbol en una sola jornada.
"Después, cuando me interesó tener jardines, empecé a res...