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Rafael Victorino Muñoz

Las hormigas del universo, por Victorino Muñoz
111b, Rafael Victorino Muñoz

Las hormigas del universo, por Victorino Muñoz

Al igual que hicieron muchos de ustedes, posiblemente, en mi infancia yo fui un gran observador de las hormigas. Sin embargo, tal observación era una mera excusa para ponerme a especular sobre diversos temas, más o menos trascendentales.Por ejemplo, pensaba en cómo nos verán las hormigas. ¿Sabrán que somos seres vivos o solo notarán algo así como una enorme sombra? ¿Pensarán que somos una nube que pasa o algún planeta o cuerpo celeste con una órbita cercana a sus hormigueros? ¿Percibirán nuestra voz como nosotros el trueno, o serán tan sordas como mucha gente lo es al ruido de fondo de las grandes ciudades?También me imaginaba qué pasaría si las hormigas construyeran telescopios y otros aparatos para escucharnos y observarnos. ¿Entenderán los gestos de nuestra cara? ¿Comprenderán el sentid...
El arte de la crítica, por Victorino Muñoz
110c, Rafael Victorino Muñoz

El arte de la crítica, por Victorino Muñoz

  Actualmente, no soy muy dado al arte de la crítica, en la literatura o en el arte en general. No la practico ni entiendo bien su función, ya que la persona que crea ni se enterará de lo que uno dice, y menos aún me parece que esta vaya a cambiar lo que hace para complacer la opinión de un tercero. A lo sumo, la crítica tal vez le sirva al que la hace. Es decir, leyendo a otros piensa y reflexiona acerca de lo que él mismo produce, perfilando los criterios para evaluar sus textos propios. Entonces, más bien debería guardarse sus comentarios para sí, pensarán ustedes. Y les concedo razón. Aunque, claro está, esto solo aplicaría en el caso de los críticos que a su vez son artistas. Porque, de lo contrario, sus opiniones solo sirven para meter cizaña, alentar vanidades o destrui...
Cruce de líneas, por Victorino Muñoz
108c, Rafael Victorino Muñoz

Cruce de líneas, por Victorino Muñoz

En algún momento de mi juventud, como tantos otros (quizás con excepción del que se inscribe en un seminario y va para cura), yo andaba medio extraviado, con más tendencia a la mala conducta que a la buena. Pero cuando cumplí los 18, parece que caí en cuenta de que si no enderezaba el rumbo, iba a parar a la Navas Spínola, como se le dice aquí a la comandancia de la policía; y ya no tenía el salvoconducto que significaba para esos tiempos el ser menor de edad. Sin embargo, no decidía qué hacer. Estaba entre la música y el deporte. Pero las decisiones en la vida parece que se toman solas; como cuando uno piensa en si quiere comer empanadas de pollo o carne, pero cuando va a comprar solo hay de queso. Así las cosas, iba yo una mañana caminando por el centro de la ciudad, creo qu...
Días de cine, por Victorino Muñoz
107c, Rafael Victorino Muñoz

Días de cine, por Victorino Muñoz

Antaño, si mal no recuerdo, iba al cine. Pero, desde que todo se convirtió en sagas de diverso tipo (incluyendo las detestables de rápidos y furiosos), historias de súper héroes y remakes de Disney, ya ni me asomo por esos sitios. En casa me pasa otro tanto. La televisión está allí. Si alguien la enciende, por lo general no soy yo. Acaso veo algunos juegos, cuando son finales de ligas y cosas así. Hasta tuve Netflix y dejé que se perdiera. Sufro de abulia audiovisual (por eso no uso Tik-tok). No soy tan amigo de las películas. Tampoco me entusiasman las series. La última que vi fue El zorro. Creo que en lo que va de año 2023 llevo como unas cuatro películas; pero van más de veinticinco libros. Y me parece que leo los libros como si fueran una teleserie. Avanzando un poco cada ...
Releernos siempre, por Victorino Muñoz
106c, Rafael Victorino Muñoz

Releernos siempre, por Victorino Muñoz

Una de mis tantas manías raras (¿hay manías normales?) es llevar la cuenta de los libros que leo cada año. No voy a decir el total, para que no digan que ando presumiendo (porque es lo primero que dicen los envidiosos y resentidos). Así, me he dado cuenta de varias cosas. Por ejemplo, una gran tendencia a preferir la literatura en mi idioma y la de mi país. En otro momento hablaré de las razones de tal preferencia. En este artículo me gustaría comentar cuáles son los autores venezolanos que he releído, porque elegir releer denota que damos un valor mayor a dicha obra. El libro que más veces he leído hasta ahora ha sido Casas muertas. Creo que pasan de seis las lecturas. Y varias de ellas fueron cuando aún estaba en la escuela. Era uno de los pocos que había en casa; pero también ...
Los libros prohibidos, por Victorino Muñoz
104b, Rafael Victorino Muñoz

Los libros prohibidos, por Victorino Muñoz

        La Biblioteca es tan enorme que toda reducción de origen humano resulta infinitesimal.  Jorge Luis Borges, La biblioteca de Babel Ignoro cuántos de los libros que se perdieron en la Biblioteca de Alejandría no fueron jamás recuperados. Se asegura que fueron miles. Claro, eran otras épocas, en las que libro y ejemplar eran prácticamente sinónimos: pocos eran los volúmenes que tenían alguna copia en otra parte. Con el correr de los tiempos y la invención de la imprenta, distintos serían los resultados de la destrucción de los libros por obra de la naturaleza o las tentativas por obra humana. Los nazis, por ejemplo, quisieron execrar unos cuantos de la historia de la literatura. Se dice que El golem de Gustav Meyrink fue uno de los perseguidos. Pero sobrevivió a ese fanatism...
Excremento plástico, por Victorino Muñoz
103c, Rafael Victorino Muñoz

Excremento plástico, por Victorino Muñoz

Hace unos días iba en la bicicleta, atravesando un terreno que quedó baldío (y quién sabe si quedará siempre así) en lo que iba a ser una estación del metro. Una chica paseaba un perrito. El animalito hizo su gracia. La chica tomó una bolsita y metió la caca del perro. Y luego la arrojó en el monte. Fue peor, digo yo. Por lo menos allí, en esa tierra, el excremento del perro se habría degradado; pero la bolsa no lo hará, por lo menos no en el próximo medio siglo. Yo entiendo todo el asunto del ornato público, entiendo que las heces de los animales atraen moscas y enfermedades, y que para las personas con movilidad limitada pueden constituir un problema mayor. Pero, veamos el otro lado de la cuestión: se piensa que puede haber unos 800 millones de perros en el mundo. Y si el pe...
La cantina del colegio, por Victorino Muñoz
102b, Rafael Victorino Muñoz

La cantina del colegio, por Victorino Muñoz

Hay gente que recuerda con cariño sus tiempos de escuela. Sus maestros, sus compañeros, etc. Yo no. No soy de ese grupo. Yo odiaba el colegio. Y no porque me fuera mal en los estudios. Al contrario, siempre fui del cuadro de honor.La verdadera culpable de todo es la cantina del colegio. Como se sabe, la cantina del colegio es ese lugar donde te venden algunas cosas de comer, golosinas, bebidas y demás, para que quien no llevó merienda, tenga cómo entretener el hambre hasta la hora de llegar a casa a almorzar o cenar, dependiendo del turno que sea.Pero, en mis tiempos (no sé si ahora es igual) nadie previó que una cantina y dos o tres personas no son suficientes para atender a todos aquellos locos gritando: “una malta, una empanada, un cachito, un tequeño, una chupeta, señora, ay...”En mi c...
Canción de cuna, por Victorino Muñoz
101b, Rafael Victorino Muñoz

Canción de cuna, por Victorino Muñoz

Las canciones infantiles para mí son un misterio. No solo se trata del sentido, si es que lo tienen, y no todas lo tienen, sino que lo que me pone a dudar aún más son las razones por las cuales las mismas se consideran apropiadas para público de corta edad.Veamos algunos ejemplos para poder explicar mejor mi idea. Está el caso de una que dice:El catire Pedro PanchoHa matado a su mujer,Porque no le dio dineroPara irse en el tren, tren, tren...¿Es apropiado que un crimen sea tema en una canción que los niños repiten en coro? Además, por lo que se expresa en la letra, se trata de un asesinato por motivos fútiles.Otro caso lo constituye la del compadre Pancho:Oiga, compadre Pancho, lo que me pasa le cuento a usted.Que la negrita del rancho con el pulpero ayer se me fue...Ay, mi compadre, si us...
Amistad pasajera, por Victorino Muñoz
100c, Rafael Victorino Muñoz

Amistad pasajera, por Victorino Muñoz

A todos nos ha pasado, alguna vez: ir en un autobús, de una ciudad a otra, y trabar una conversación con el compañero o compañera de asiento. Incluso yo, que no soy tan dado a socializar, lo he hecho. Aunque solo me ánimo a entablar tales diálogos de carretera cuando la persona hace algún comentario que considere inteligente. Y conste que soy bastante melindroso para calificar así a alguien o a una idea dicha por alguien. No está de más agregar que las frases como: “qué calor hace”, y otras variantes climatológicas no me entusiasman mucho. Menos aún las del tipo: “cómo es posible que...” Confieso que en ocasiones me he encontrado con personas bastante simpáticas. Y he descubierto lo que tal vez muchos sospechamos: que con las otras personas tenemos más cosas en común de lo que...
Los hablantes de Saki, por Victorino Muñoz
99b, Rafael Victorino Muñoz

Los hablantes de Saki, por Victorino Muñoz

El “Narrador de cuentos” es una de las mejores piezas narrativas breves, no solo de Hector Hugh Munro (conocido como Saki), sino de toda la historia del género. Además de lo agradable de la narración, constituye una suerte de ars poética, a la vez que un alegato contra la intención de moralizar a partir del cuento.En dicho texto hay una frase en la que pienso, casi en cada circunstancia en que me toca escuchar a otros. (Por suerte cada vez son menos, gracias al trabajo que realizo). El narrador protagonista, refiriéndose a unos personajes que iban con él en el vagón de tren, dice: “practicaban la conversación de un modo limitado y persistente”.A menudo recuerdo esta frase cuando estoy, por ejemplo, haciendo fila en una oficina pública, para algún trámite. Ya se sabe que en estos lugares no...
¿Quién le teme a la IA?, por Victorino Muñoz
98c, Rafael Victorino Muñoz

¿Quién le teme a la IA?, por Victorino Muñoz

En el cine se suele presentar la IA como una amenaza, cuando toma conciencia de lo que es y percibe la verdad de la raza humana. De este modo, se convierte en un instrumento ciego de venganza, el cual resulta más aterrador por cuanto sus características más sobresalientes serían la absoluta falta de sentimientos y la implacable y terrible eficiencia para llevar a cabo su cometido.Este último punto me parece el más deleznable, a la hora de apuntalar el supuesto temor que deberíamos experimentar hacia la IA. Es decir, al considerar que la IA está lejos de ser infalible, no debería haber tal inquietud. Y es que dudo mucho que un ser imperfecto cree algo a prueba de errores.Las pruebas que se han efectuado hasta ahora demuestran que el ChatGPT tiene la petulancia de un adolescente con buena me...