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Rafael Victorino Muñoz

Un libro más, por Victorino Muñoz
94b, Rafael Victorino Muñoz

Un libro más, por Victorino Muñoz

 (Un breve comentario, mordaz por demás, luego de la lectura de Los demasiados libros, de Gabriel Zaid, publicado por Anagrama originalmente en 1972, pero que ha conocido sucesivas reediciones, la más reciente creo que en 2010.)A todos los libros les sobra algo, les sobran páginas: a algunos les sobran los relatos, a las novelas, capítulos; a otros, el prólogo. Creo que leo así, con vocación de antologador, de inquisidor o con una compulsiva necesidad de usar una desmalezadora, si fuera posible hacer esto con los textos.Los demasiados libros no es la excepción. Más bien debería decir que el texto en cuestión es la hiperbolización del asunto. Se trata de un volumen al que para mi gusto le sobra casi todo; es un libro abultado artificialmente con trabajosas estadísticas y con borrosas utopía...
La raya de la carretera, por Victorino Muñoz
93b, Rafael Victorino Muñoz

La raya de la carretera, por Victorino Muñoz

Al hombre lo contratan para trazar la raya de la carretera. El primer día pinta un buen tramo, como de 500 metros. El segundo día 200. Al tercero solo 100. El supervisor lo hace llamar, para indagar la causa de la drástica disminución en el rendimiento. Esta es la explicación que da el hombre:- Es que cada día me queda más lejos el bote de pintura.Algún gurú de la nueva gerencia culparía al encargado de la capacitación. Tal vez las instrucciones no fueron claras. No sabemos cómo termina la historia, si lo despidieron o contrataron a alguien más, o si el hombre entendió que debía rodar el bote de pintura mientras avanzaba en la tarea.Lo que sí sabemos es que hemos visto hasta el cansancio esta misma situación cuando hay algún nuevo decreto o ley, sea emanada de la autoridad municipal, del e...
El viaje que nunca fue, por Victorino Muñoz
92c, Rafael Victorino Muñoz

El viaje que nunca fue, por Victorino Muñoz

Nos levantamos esa mañana con la intención de planificar muy bien el viaje a la playa. Comenzamos por indagar acerca de las playas aptas. Ya saben, no vaya a ser cosa que uno se meta en un sitio contaminado.Luego, difícil decisión, evaluamos si era mejor ir solo a la costa o a algún cayo. A tales fines, revisamos varias cuentas de Instagram, cuánto era el costo por traslado, para cuántas personas, etc.Pero, estábamos olvidando algo importante: ¿quiénes podrían ir? Aunque, más aún, esto dependería de la fecha. Revisando en el calendario, y tomando en consideración actividades sociales pendientes, anotamos dos o tres fechas tentativas.Luego, vino la tarea de enviar mensajes para preguntar a familiares y conocidos si estarían interesados en acompañarnos a la playa o a algún cayo en tal o cual...
Ni primo ni Chucho, por Victorino Muñoz
91c, Rafael Victorino Muñoz

Ni primo ni Chucho, por Victorino Muñoz

Como mencioné antes, los que no somos primos ni Chuchos normalmente no tenemos aspiraciones gubernamentales, sino de desarrollar una habilidad, un arte, lograr una obra importante, aunque mal paguen. Y no digo con esto que todo el que aspire a un cargo es un personaje detestable; simplemente lo insinúo; y si me equivoco, me hago cargo.Claro, así como está lleno el mundo de personas que ocupan un lugar equivocado y de personas que no quieren que otros brillen, también hay unos que han tenido la suerte de poder desarrollar una habilidad o talento, ayudados por alguien que no sufre de esos males de los que hemos hablado, vale decir: la envidia, la trampa, la argucia, el ninguneo y el menoscabo.Pero, por otro lado, hay hartos casos de personas con grandes dotes y talentos, que no germinan en n...
El primo de Chucho, por Victorino Muñoz
90c, Rafael Victorino Muñoz

El primo de Chucho, por Victorino Muñoz

La segunda o tercera razón por la que Chucho es el elegido es que Chucho tiene un primo. Un primo mandamás, se entiende. El primo de Chucho es el jefe, el hombre de las conexiones. El contratista que no trabaja; pero en el fondo es un esbirro mal disimulado, que se presta para zancadillas y triquiñuelas.El primo de Chucho es como Chucho, en varios sentidos: no tiene ningún talento ni habilidad, como no sea el de saber a qué árbol arrimarse o a qué vaca ordeñar, o más bien, pegarse, para succionar con ganas de la ubre estatal.Porque no está de más decir que el primo de Chucho ocupa, ha ocupado y ocupará importantes cargos públicos, donde les da trabajo a muchos Chuchos. Y los problemas, como dijimos antes, medio se resuelven. Y el dinero medio se pierde (ya se sabe a dónde va a parar, pero ...
El primo Chucho, por Victorino Muñoz
89c, Rafael Victorino Muñoz

El primo Chucho, por Victorino Muñoz

- ¿Y el primo Chucho sabe de eso? Cuando se pregunta por su formación laboral o sus habilidades o destrezas, lo que siempre dicen es: - El primo Chucho le echa piernas al asunto. Es una respuesta incierta. No se sabe si estudió o tiene alguna experiencia en el área. Como sea, Chucho arrima el hombro a cualquier tarea y, mal que bien, resuelve la cuestión.  Podría estar peor, se dice, si nadie la hiciera. Lo hace un poco a medias, un poco a tontas y a locas a veces, porque el que no sabe, improvisa; y el que improvisa tiene mayor margen de error que aquel que va por caminos que conoce. Sin tener muchos talentos, Chucho se las arregla: canta si hace falta cantar, baila si se requiere, reparte puntapiés si de fútbol se trata, o codazos cuando es baloncesto. Y como pone cora...
Introducción a la neolengua, por Victorino Muñoz
88c, Rafael Victorino Muñoz

Introducción a la neolengua, por Victorino Muñoz

 Por ahí se vienen cambios. Atentos aquellos que usan el lenguaje para burlarse de los demás. Ya no va a ser posible la mofa o el escarnio. Ay de Quevedo, Moliere y otros grandes sarcásticos de la historia de la literatura (suerte que tuvieron de no nacer en estos tiempos).Tomen nota de lo siguiente:Malnacido (espero me disculpen) debe reemplazarse por locuciones del tipo: “persona cuya madre experimentó un difícil trabajo de parto”, o bien “dícese de aquel cuyo nacimiento tuvo lugar en circunstancias particularmente complicadas”.Queda eliminado el uso de la palabra chismoso, chismosa y sus variantes. En su lugar se sugiere: “persona con un desmedido interés por la vida de otros y con escasa preocupación por sus propios asuntos”.Ya no se le puede decir a alguien cochino o mal bañado (aunqu...
Con los pantalones bien puestos, por Victorino Muñoz
87c, Rafael Victorino Muñoz

Con los pantalones bien puestos, por Victorino Muñoz

Más que un hecho, fue producto de un largo proceso el que los hombres decidieran usar prendas parecidas al pantalón moderno, conformadas por dos piezas tubulares en las que se introducen las piernas por separado, a diferencia de las túnicas, faldas, batas, batolas, en las que las piernas están en el mismo espacio de tela.Se sabe que hace más de cuatro mil años los nómadas del centro de Europa llevaban bombachos atados a la cintura. Y en la Edad Media, las armaduras y todas las prendas que se usaban para la guerra o para la caza (actividades por entonces predominantemente masculinas) tenían la forma antes descrita, por razones obvias de comodidad al andar a caballo. Pero los nobles no los usaban en situaciones formales.La primera en querer adoptarlos como moda femenina fue Amelia Bloomer, q...
La ética del comercio, por Victorino Muñoz
86c, Rafael Victorino Muñoz

La ética del comercio, por Victorino Muñoz

Algunas personas creen que por ser uno inteligente debería ser rico, como si un asunto fuera de la mano del otro, a manera causa y efecto. Pienso que esto depende, más bien, de dos cosas: de un tipo de inteligencia que el señor Gardner olvidó incluir. La inteligencia económica o comercial. Así la bautizaré.La otra, es tener el deseo de ganar, por encima de cualquier otra cosa. Se trata, pues, de una cuestión de valores, en el sentido amplio del término; pero no de valores desde el punto de vista ético. Incluso, no pocas veces lo ético se riñe con el obtener ganancias.Y es que quien valora el dinero, o lo que se puede comprar con él, llega a hacer casi cualquier cosa que su ética le permita, ya que ésta es también un límite. Es decir, si su ética es laxa, llegaría hasta matar, robar o menti...
Kyrie y el antisemitismo, por Victorino Muñoz
85b, Rafael Victorino Muñoz

Kyrie y el antisemitismo, por Victorino Muñoz

Kyrie eleison podría traducirse como «Señor, ten piedad». A pesar de tener este nombre, relacionado con la liturgia católica, el jugador de baloncesto Kyrie Irving, actualmente en la planilla de los Nets de Brooklyn, se ha afiliado a la religión musulmana. Y recientemente ha estado en la mal llamada palestra de la opinión pública por su supuesto antisemitismo. Aunque, en realidad, lo que sucedió no fue que el jugador dio una declaración abiertamente antisemita, sino que publicó un enlace de una película, basada en un libro (Hebrews to Negroes: Wake Up Black America, 2015), en la cual se exponen afirmaciones que se consideran de este talante. De inmediato se generó una reacción de parte de las autoridades de la liga (NBA), cuyo presidente es judío, así como de distintos jugadores....
Sin anestesia, por Victorino Muñoz
84b, Rafael Victorino Muñoz

Sin anestesia, por Victorino Muñoz

El martirio comienza desde días antes. Sabes que la fecha del asunto está fijada y no hay escapatoria. Podría postergarse, pero cuando hurgas con la lengua en el interior de tu boca te das cuenta de que es inexorable.No hay de otra. Hay que enfrentarlo, hay que sacar la bendita muela podrida y partida. Parece que fuera la ejecución de la sentencia. En efecto, ya nadie volverá a ver a la muela. Irá para donde tiene que ir.Por cierto, cuando uno llega a adulto, ¿ya no se le puede enviar el diente al ratón Pérez a cambio de un dinerito, aunque sea un poquito? Tal vez ya no sea el ratoncito sino la rata Pérez, porque uno crece y los mitos deberían hacerlo con uno también. Digo.Como decía, el padecimiento comienza desde días antes. Uno trata de hacerse el loco y olvidarlo. Pero de pronto alguie...
Sorprendido pero estupefacto, por Victorino Muñoz
83c, Rafael Victorino Muñoz

Sorprendido pero estupefacto, por Victorino Muñoz

El hombre llega a la casa. Se encuentra a la esposa con otro en la cama. La mujer se cubre a medias con la sábana. Balbucea unas palabras:- Mi amor, yo entiendo si te encuentras sorprendido...El marido ahora cornudo replica:- ¿Sorprendido? Sorprendidos han quedados ustedes. Yo estoy estupefacto.Hay personas así, que parece que tuvieran siempre debajo del brazo el manual de corrección gramatical para toda ocasión y les preocupa más decir lo justo que hacer, actuar o incluso sentir. Lo peor es que muchas veces pierden y nos hacen perder el tiempo en o con discusiones bizantinas, por su manía de perfeccionismo semántico.Recuerdo cuando trabajé en la Universidad de Carabobo y luego en la Secretaría de Educación (de hecho, es algo que pasa en cualquier ente público o privado): se tornan larguís...