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198c

Imágenes, <br/> por Luli Delgado
198c, Luli Delgado

Imágenes,
por Luli Delgado

Casi siempre me pasa que mientras busco ilustraciones para los posts, me dejo llevar en una primera navegación por una imagen que me parece simplemente fantástica e insustituible. Resulta que cuando la amplío ya para sacro santificarla en la edición, me percato que lo que tenía era simplemente buen lejos. Nada más. Entonces sigo buscando y de repente aparece una que tiene que ser porque sí. Y es esa la que muy probablemente ustedes ven publicada en el siguiente Atril. Al principio me costaba, pero poco a poco he ido aprendiendo, como se dice en buen criollo, le he cogido la caída, y además dentro del infinito mundo de la red, he ido identificando dónde buscar. Y no solamente eso. He ido aprendiendo a crear un vínculo entre cada colaborador y la imagen que veo para ilustrar lo que esc...
Castillos de naipes,<br/> por Victorino Muñoz
198c, Rafael Victorino Muñoz

Castillos de naipes,
por Victorino Muñoz

Las relaciones humanas se construyen igual que los castillos de naipes. Como se sabe, para que un naipe se sostenga, es necesario que inclinarlo un poco y luego recostar otro, a manera de un triángulo. Uno se apoya en su par. Así, en una relación con alguien que nos interesa, sea pareja, amigo, compañero de trabajo, familia, perro o gato, ante una actitud o acción que no nos resulta grata, uno coloca su naipe de la paciencia, la tolerancia o el afecto puro y simple. Y así se va sumando, con cada cosa que pasa, cada vivencia, una pareja de cartas, donde uno sostiene al otro, como dijimos; armamos una base, luego un primer piso, y se va ascendiendo, tan alto como se pueda o quiera, y como la vida y la circunstancia permitan. Sabemos que no hay nada bueno que no traiga algo malo ni n...
¿Hay un mañana?, <br/> por José Manuel Peláez
198c, José Manuel Peláez

¿Hay un mañana?,
por José Manuel Peláez

Una llamada en la madrugada suele significar malas noticias, pero a las 14:24 esperas cualquier aviso menos el que te dice que un amigo querido acaba de fallecer. Cuando cerré el teléfono, me sentí montado en el “Ojo de Londres” con la rueda detenida en lo más alto de mi recorrido. No estaba en este mundo; a mis pies, la gente, diminuta y ajena, era indiferente a mi vértigo. Mientas recordaba que, apenas 24 horas antes, había compartido comida, tragos, bromas y recuerdos con K, y trataba de asimilar que eso no se repetiría nunca, no dejaba de preguntarme dónde estaba el mecánico que le devolvería el movimiento a la noria para regresar a un mundo que ya no sería el mismo. Las inevitables urgencias asociadas a poner en orden legal algo tan poco legal como la muerte me distrajeron junto...
Premios, <br/> por Leonor Henríquez
198c, Leonor Henríquez

Premios,
por Leonor Henríquez

 read it in English         Hace poco asistí a una ceremonia de premiación.Eso me hizo, parafraseando a nuestro poeta Andrés Eloy Blanco, “volver los ojos a mi propia historia.”“Y a mí, ¿de qué me habrán premiado en la vida?", pensé.Creo que mi más preciado logro académico fue cuando la madre superiora citó a mi mamá, después de estar un mes en prekínder, para decirle que me habían promovido directo a kínder porque yo “era muy lista”. Mi madre me lo contaba orgullosa.Continúe en mi búsqueda de premios y la verdad, no me acuerdo de ninguno.Siempre fui buena estudiante, pero nunca el “Top 3” quienes se llevaban los galardones.En el deporte era buena en kicking ball, pero el mérito era del equipo.En el canto, sí me destaqué un poco y era la solista oficial del colegio.Cuando me gradué de inge...
Testimonio de amistad,<br/> por Mayte Navarro
198c, Mayte Navarro

Testimonio de amistad,
por Mayte Navarro

El Baile de la Rosa se celebra todos los años en Montecarlo. Es una tradición instaurada por la princesa Grace en 1954 para recaudar fondos para su fundación. Se continúa celebrando en el mismo lugar, la Salle des Étoiles del Sporting de Montecarlo, siendo la presidenta de la Fundación la princesa Carolina. Este año reapareció la princesa Charlene enfundada en un modelo de Dolce&Gabbana que combinaba una especie de túnica de encaje verde con el traje negro de base. Carolina, quien sigue ostentado el título de princesa de Hannover, siempre fiel a Chanel, eligió un vestido blanco con un delicado trabajo asimétrico de incrustación de piedras, un digno marco para el fabuloso devant corsage en oro blanco y diamantes, regalo de su gran amigo el diseñador Karl Lagerfeld, quien tuvo a su ca...
Te cuento que…<br/> por Suzan Matteo
198c, Suzan Matteo

Te cuento que…
por Suzan Matteo

La semana pasada les hablé de una mujer «invisible» en el arte… Hoy les cuento sobre otra, «invisible» en las ciencias… De Albert Einstein, ese genio de melena revuelta que nos vendieron como la encarnación del pensamiento libre y la creatividad desbordante, dicen que cambió la ciencia para siempre. Lo que nunca nos contaron con tanto entusiasmo es que, a su sombra, hubo una mujer que se dejó la vida en ecuaciones que luego firmó él solito. Fue Mileva Marić, física, matemática y, para su desgracia, esposa de Einstein. Nació en 1875 en Serbia y, en un mundo diseñado para que las mujeres se dedicaran solo al hogar, logró ser una de las pocas que estudiaron física en el Politécnico de Zúrich. Allí conoció a Einstein, con quien compartió aulas, ambiciones científicas y noches en vela des...