Anécdotas de niños,
por Getulio Bastardo
Mis vecinos del lado de mi casa tenían dos niñas, de seis y cuatro años. Una tarde me acerqué a saludar a la abuela que estaba afuera con la menor de las niñas y nos pusimos a conversar. En un momento de la plática la niña interrumpe y le dice a la abuela, “nona, teno hambre”. La abuela le responde que espere. Pocos minutos después la niña le hala el vestido y le repite, que tiene hambre. La señora le responde “espere niña, no ve que estoy hablando con el dotore” (la Sra. era italiana). La niña espera un rato prudencial y ya impaciente se planta entre los dos, de frente a mí, tira de mi pantalón, alza su cabecita, hasta encontrar mi mirada y me ordena “¡Ud. se va para su casa ya!”.
Otro jovencito, también de cinco años, primo de las anteriores, que siempre las visitaba y pasaba tempora...