En una ciudad y en la otra ciudad – Felipe González Roa
Con una precaria mascarilla, que a duras penas le cubría la boca y la nariz, el hombre caminaba entre los autos detenidos en uno de los semáforos de la avenida Luis Roche de la caraqueña urbanización Altamira.
De estatura media, piel arrugada, cabello canoso y las manos temblorosas, con ropa gastada por el pasar de los años, lo que más destacaba de este hombre era la mirada, en la que mezclaba la tristeza y la desesperación.
En sus manos el hombre llevaba la caja vacía de una medicina, seguramente necesaria para su salud. El hombre pedía dinero, una limosna tal vez esencial para mantenerse con vida.
El semáforo, que estaba en rojo, pronto cambió al verde. Los conductores aceleraron los motores, los autos avanzaron impasibles, mientras ese hombre quedaba atrás, empequeñecido en el ...