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La banda de los poetas, por Álvaro Ríos
61a, Álvaro Ríos

La banda de los poetas, por Álvaro Ríos

Hace poco, mientras leíamos unos versos de Bolaño, un amigo bogotano me susurró al oído:—Yo conocí a ese man.Según me contó, fue durante su paso por Caracas en ocasión de la entrega del premio Rómulo Gallegos. Bolaño le hizo saber que siempre tuvo un sueño: robar un banco junto a una banda de poetas; sin embargo, el chileno se fue de este mundo sin poder hacerlo realidad.—Pues yo sí pude hacerlo —confesé.—¿Me tomas el pelo?—Fue hace mucho, en el siglo pasado, por aquel entonces yo era un muchacho que escribía sonetos. En eso andaba cuando conocí al poeta J. Vallejo, un universitario quien ofreció enseñarme los secretos de la poesía. Así, de un día para otro, acabé formando parte de un grupo de poetas donde destacaban Bruñido y Miyagui. Además de J. Vallejo, el grupo lo completaba un joven ...
A su servicio, por Luli Delgado
61a, Luli Delgado

A su servicio, por Luli Delgado

 Si repasamos todas las profesiones posibles, invariablemente nos vamos a encontrar con que, sin el contexto humano, éstas ni serían ni necesarias ni por fin tendrían sentido.Cuando educamos, curamos, informamos, fabricamos muebles o cosemos ropa, no hacemos otra cosa que servir a los demás. Y esos “demás” son, queramos o no, nuestra razón de base para lo que sea que hagamos de nuestra vida, nuestro requisito sine qua non.Podemos servir como cualquier cosa dependiendo de la profesión que cada uno haya escogido, pero de allí a servir en el sentido de ser verdaderamente útiles, puede haber una diferencia que a veces llega a ser enorme.Y nos demos cuenta o no, participamos de una incuestionable e ininterrumpida interdependencia. A todos nos crece el pelo, necesitamos zapatos nuevos, o desde h...
La curita, por Leonor Henríquez
61a, Leonor Henríquez

La curita, por Leonor Henríquez

A veces no sé dónde me duele.Es fácil equivocarse.Y eso me recuerda un chiste que dejo para el final. (La distancia más corta entre dos cuerpos no es la línea recta, es el sentido del humor)Pues bien, el sábado me corté con papel.Corrí a lavarme el dedo y a presionar hasta que se detuvo la sangre. Busqué un curita (bandita, tirita, no sé como la llaman en otras partes del mundo) y me la puse cuidadosamente en la cortada.Durante todo el día evité utilizar el dedo malo, pero era un sábado inusualmente ocupado, pues al día siguiente tenía invitados y tenía que pelar, cortar, desmenuzar.Mi esposo tuvo que terminar de pelar los tres kilos de papas para el chupe caraqueño y yo me senté a contemplar mi dedo vendado.Pero había algo extraño, y es que en verdad el dedo enfermo no me dolía tanto.Yo c...
El fetichismo fotográfico, por Áxel Capriles M.
61a, Axel Capriles

El fetichismo fotográfico, por Áxel Capriles M.

El sol acababa de caer, como si la tierra hubiera devorado un inmenso círculo perfecto, una bola de fuego de rojo puro, sólido, sin una sola deformación en su circunferencia. Me senté a ver el atardecer, absorto frente al interminable desierto del Kalahari. A los pocos minutos, en lugar de oscurecer, el cielo, las nubes, el universo entero, todo el paisaje, estallaron en una pugna expansiva de destellos y colores. Todas las tonalidades desembocaron en mi mirada: anaranjado, escarlata, bermejo, bermellón, ámbar, ocre, morado, fucsia y también azules. Como si el sol enfurecido luchara contra el ocaso en los trasteros del horizonte, una línea que se hacía cada vez más profunda, más amplia. También la arena era un destello, una ráfaga de colores que se unía con el firmamento. No tengo memoria ...
Não lhe deram paz, por Alfredo Behrens
61a, Alfredo Behrens

Não lhe deram paz, por Alfredo Behrens

leer en españolEle era conhecido como o Deus Verde. Vestia uma túnica esfarrapada, andava descalço e tinha uma barba desgrenhada. Morava numa pequena choupana na entrada de uma floresta. Acho que foi daí que surgiu a coisa do Verde.A coisa do Deus veio do fato de que ele pregava, geralmente contra a Igreja Católica. Houve quem se lembrasse de que ele havia sido seminarista e que, dececionado, deixou o seminário para pregar o desapego. A verdade é que ele argumentava que um filho de Deus não tinha o direito de andar com roupas caras enquanto havia tantos pobres à solta.Ele não mexia com ninguém. Porque não incomodava, era bastante ignorado, exceto pelos párocos, que advertiam seus paroquianos contra os falsos profetas. Se lhe dessem pão, ele agradecia. Se lhe davam muito, ele distribuía ent...
¡Estás en el limbo!, por José Manuel Peláez
61a, José Manuel Peláez

¡Estás en el limbo!, por José Manuel Peláez

Cuando mi madre se desesperaba porque yo no le entendía las reglas de la división o por qué había unas mujeres que parecían haberse tragado un globo a pesar de haberlas conocido muy delgadas, siempre remataba la estéril discusión con la misma frase: “Lo que pasa es que ¡estás en el Limbo!”.Imposible expresar mi inutilidad por comprender lo que aquello significaba y, desde luego, la idea de preguntárselo a mamá en esos momentos era una idea, más que peregrina, peligrosa.Con el tiempo y las clases de religión pude comprender que “¡Estás en el limbo!” era una forma coloquial de decir que estás fuera de la realidad, ajeno a lo que te rodea, en una especie de burbuja solo habitada por ti que ni siquiera se puede dirigir. Claro que esa acepción provenía del concepto religioso de “limbo” que era ...