Tía Auristela, por Alejandro Moreno
La verdad sea dicha, no hay manera de sorprender a mi tía Auristela. Al menos no le he visto una cara de sorpresa desde que tengo uso de razón. Parece ser una mujer muy seca, sin embargo, una vez me contó mi hermano Martín que una noche descubrió a la tía Auristela cantando. Yo he tratado de imaginar eso y la verdad es que no hallo manera de hacerlo. La tía Auristela era más amarga que un almendrón.Martín insiste en que cuando él era chiquito, una noche se levantó a orinar y yendo al baño empezó a escuchar como un murmullo melodioso y, a pesar de que tenía miedo, se fue acercando a un pequeño bosque de helechos del patio, desde donde escuchaba salir el murmullo. Y que entonces al darse cuenta que alguien se acercaba, la tía Auristela dejó de cantar y disimuló como que estaba regando los he...