Los buñuelos de Pensamiento – Soledad Morillo Belloso
Buñuelos hay muchos. Del viejo y del nuevo continente. De yuca, de trigo, de maíz, de batata. Todos tienen algo en común: son como besos que viajan con el viento. Llevan un mensaje, un “te quiero” susurrado con dulzura. Son caricias de amor. Dicen que al comer un buñuelo cualquier rabia se apacigua, cualquier dolor se seda, cualquier angustia se calma.
Para preparar sus buñuelos, Pensamiento comenzaba por quitarle la vena a la yuca que había sido salcochada por cuanto menos una hora en agua fresca con una pizca de sal. Luego, musitando suavemente una canción con su voz de jilguero trituraba esa yuca hasta que conseguía una masa suave y bien uniforme.
Luego con sus suaves manos hacía bolitas perfectas, y las iba friendo en aceite bien caliente hasta que doraran. Las ponía en la ba...