Cuando al hampa le da por filosofar – Victorino Muñóz
Primer roundUna noche regresaba de una actividad, ya un poco tarde. De pronto vi que una sombra aparecía desde la otra esquina y cruzaba la avenida; llevaba una dirección que evidenciaba el deseo de cortarme el paso. A media calle, prácticamente, el sujeto me interceptó: era algo pequeño, de una edad indefinible, un bigote ralo y escaso, camisa muy arrugada. Me dio la mano, me saludó al tiempo que me preguntó:- Buenas noches, compañero, ¿usted cree en Dios?La pregunta y el tono, en combinación con la hora, me dejaron sin saber qué responder por unos instantes, mientras el sujeto aún sostenía mi sudorosa mano. “Claro”, fue lo único que pude decir. El hombre me soltó por fin y añadió:- Nosotros somos es hampa seria: andamos buscando a un tipo para matarlo.Al tiempo que decía eso veía por sob...