Pilates,
por Luli Delgado
Oxidados como el hombre de hojalata, resolvimos inscribirnos en pilates. Una sesión semanal, en teoría de 45 minutos, en la práctica, eterna.Aquello parece un gimnasio de entrenamiento olímpico: bicicletas de spinning, pesas, ligas de todo tipo, pelotas enormes, sillas de apariencia inocente, pero capaces de acabar con cualquiera. En fin. Nosotros no pasamos de la liga y la pelota agarrada con las rodillas, pero igual…En la sesión de hoy, el señor de esta casa llegó cansado y muerto de calor. Yo muerta de calor también, pero menos cansada, comenzamos agarrando una toalla por los extremos.“Estiren la toalla de lado y lado y cuenten hasta diez”-“¿Y cuándo podemos respirar?”-“Mientras estiran, claro…”-“Ah...”“Ahora con los brazos hacia atrás, hasta tocarse las alitas de la espalda”, sigue la ...