Mejores a ratos,
por Luli Delgado
Eso mismo. En ciertas ocasiones metemos en una gaveta nuestro lado, digamos que tosco.
En los velorios, cuando deseamos feliz cumpleaños, si alguien se va de viaje. En fin.
Entonces nos salen palabras más amables, la empatía se dispara, algo así como que en esos momentos quisiéramos más a los que queremos.
Lo que habría que pararnos a pensar es por qué nada más que sacamos nuestros mejores colores en épocas especiales y no en nuestro día a día, si ser amables es más lo que suma que lo que resta.
Todos nos ablandamos cuando nos tratan bien y después de todo no es tan difícil. La semana pasada escribía sobre nuestra necesidad de aprender a poner a un lado el bendito celular, que tanto intoxica. Pues bien, creo que ser más amables podría ser un segundo propósito, porque estoy ...