La génesis fue el pigmento (parte III), por Tomás González
El Ávila se extiende de este a oeste, a diez grados y medio del Ecuador. La montaña se convierte en el motivo preferente de los pintores del Círculo de Bellas Artes. Desde ángulos y gustos distintos, se concentran a semejanza de lo que sucede con una cámara fotográfica, en magnificar el espacio y profundizar la distancia. El compromiso de fidelidad con la naturaleza para pintar con la más estricta exactitud la exuberancia, los colores y la espesura de la montaña, es el principio que los rige.Sin embargo, aún son tímidos en el registro pictórico de la naturaleza. Llevaban a cuesta el peso del academicismo decimonónico, y les falta una guía para seguir el camino de la experimentación. El maestro Luis Alfredo López Méndez recordaba muchos años después que: “La naturaleza venezolana no había ...