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José Alejandro Moreno Guevara

Kimberly, por Alejandro Moreno
50b, José Alejandro Moreno Guevara

Kimberly, por Alejandro Moreno

Kimberly se ha empeñado en operarse los senos. Nadie en la parte alta de San Blas, sector Las Casitas, se ha operado los senos. El ímpetu hormonal de sus diecinueve años es una energía tranquila pero simétricamente avasalladora. Ha decidido ser TSU en Aduanas. Baja las escaleras y sabe que su barrio es una droga poderosa. Nadie que no haya bajado esas escaleras tres mil y pico e veces como ella sabe que es así. Está más alegre esa mañana y no sabe exactamente por qué. Vibra con particular emoción sin explicación. Nadie sabe que cuando la noche caiga con neblina y todo sobre Propatria Kimberly va a estar muerta, mucho menos ella. Pero allí en ese instante, bajando por la escalera la alegría es un sol absoluto. Se sabe que nada destruye la alegría del instante. Todo allí es Kimberly soñando ...
Josafat, por Alejandro Moreno
48b, José Alejandro Moreno Guevara

Josafat, por Alejandro Moreno

Se escuchan los pasos de Josafat desde varios metros a la redonda. Es la primera vez que entrará a Isnotú. Visitar el santuario se ha convertido en una obsesión tímida, si es que puede decirse que existe tal cosa. Ya cerca de la placa conmemorativa que recuerda que allí nació el doctor José Gregorio Hernández, Josafat cae postrado ante la estatuilla. Las lágrimas recorren sus mejillas, como si de una historia cursi se tratara. En un gesto de genuino agradecimiento entrelaza sus manos dando gracias a Dios y, por supuesto, al doctor José Gregorio. Ya siente el alivio de tener su nueva condición. No ha sido fácil, pero sus súplicas al doctor han dado resultado. Ha decidido que seguirá siendo "Josafat"; desde niño le gustó su nombre bíblico. Y le parecía que cualquiera, fuese hombre, mu...
El olor a pólvora, por Alejandro Moreno
47a, José Alejandro Moreno Guevara

El olor a pólvora, por Alejandro Moreno

Después de treinta años Ezequiel Aristiguieta vuelve a la libertad. No sabe a ciencia cierta cómo ha soportado tanto tiempo allí. La verdad es que fueron quince sin poner un pie en la calle, y los otros quince podía salir, pero, eso sí, debía pernoctar en el "centro penitenciario", como lo indica la formalidad burocrática.Ezequiel es un tipo tranquilo. No debió pasar tantos años preso, pero a veces la vida y sus vueltas nos conducen por caminos muy crueles. Ahora está de nuevo libre. Piensa en ese montón de películas en donde un tipo sale de la cárcel a buscar venganza, perdón o a alguien del pasado que le debe algo. Él no quiere vengarse, ni tampoco cobrar una vieja deuda, ni siquiera busca perdón. Ha pasado, él mismo, muchos años perdonándose.Cerca de las tres de la tarde llega a la habi...
Una curiosidad inagotable, por Alejandro Moreno
46b, José Alejandro Moreno Guevara

Una curiosidad inagotable, por Alejandro Moreno

A sus nueve Stéfano años tiene una curiosidad inagotable. En aquella Roma un poco despedazada va descubriendo el mundo a cada rato. Le encanta el ruido del motor de los jeeps americanos.De pronto de uno de esos jeeps sale un sonido que no había escuchado antes. Una música que lo arropa con calidez. Stefano se acerca al jeep fascinado. Es la primera vez que escucha esa música. Sinatra pasea sobre los compases del swing. Y allí se queda para siempre. Ya ha decidido que será cuando sea grande.del mismo autor
Tristán Fonseca – Alejandro Moreno
24c, José Alejandro Moreno Guevara

Tristán Fonseca – Alejandro Moreno

Tristán Fonseca, fue marcado con su nombre pero no precisamente con el fuego amarilloso de la melancolía. Más bien al revés porque en Tristán habita la alegría sonora del que inconfesablemente vive para la risa. Pero la historia de Tristán Fonseca va más allá de su alegría tímida pero luminosa. Se requerirían muchos días para hablar de él. Pero hoy solo se dirá que Tristán va caminando por una calle riéndose con unas trinitarias rojizas que lo han sacudido. del mismo autor
Amy en Caracas – Alejando Moreno
22c, José Alejandro Moreno Guevara

Amy en Caracas – Alejando Moreno

El vuelo de British Airways aterrizó en Maiquetía justo a las ocho de la noche, quizás para hacerle honor a la famosa puntualidad británica. Amy y sus músicos son los últimos en bajar del avión. No quiere mucho alboroto. Luego, echando bromas entre ellos llegan al hotel justo a las once de la noche. Amy no sabe exactamente en qué país está, su cuerpo hace rato que está un poco extraviado. Insiste en que quiere salir y conocer la ciudad. El equipo de producción de su concierto en el Poliedro intenta persuadirla de que salir a esa hora en Caracas es una locura, que la ciudad es muy peligrosa. Un par de horas después está en plena Avenida Baralt, donde la noche es pendenciera, sublime y decadente. El perrero la mira y dice: “a esta flaca búscale más bien una arepa e cocodrilo”. Amy ...
Yeikinson y las rusas – Alejandro Moreno
20b, José Alejandro Moreno Guevara

Yeikinson y las rusas – Alejandro Moreno

Yeikinson no sabe exactamente por qué tíene esa fascinación tan agónica por las mujeres rusas. Nunca jamás en su vida ha visto una rusa en persona. Ni siquiera en una página de Internet ha visto una rusa. Aunque la verdad a Yeikinson le gustan son las ucranianas pero él insiste en llamarlas rusas."Son burda e altas" le gusta decir cuando alguien se pone fastidioso a insistirle en que ninguna rusa ni ucraniana le va a parar ni media bola. A él no le importa eso. Él insiste en sus rusas que no son tal. El cuarto de Yeikinson está forrado de fotos de ucranianas, casi todas modelos o simplemente ucranianas bonitas que en algún momento se tomaron una foto.Dice que va a reunir rial para lanzarse un viaje para Rusia. Y así cada mañana Yeikinson sueña con esas cientos de ucranianas que ametrallan ...
No se ha vuelto a cocinar un pollo – Alejandro Moreno
19b, José Alejandro Moreno Guevara

No se ha vuelto a cocinar un pollo – Alejandro Moreno

En la casa nadie sabe cómo matar un pollo. Desde que la abuela Irma murió nadie, absolutamente nadie, ha matado un pollo. No ha habido manera de que alguien lo haga. Al parecer nadie sabe, o quizás fingen no saber. Todos en la casa prefieren comer otra cosa, incluso las ñemas, antes de matar un pollo. Todos saben que cuando se habla de matar un pollo, también se refieren a las gallinitas viejas que ya no pueden poner. Desde que murió la abuela Irma, el miedo es lo nuevo de la casa. Las horas pasan más rápido sin ella, pero igual son muy dolorosas. Nadie ha vuelto a poner radio dos mil. El radio se ha apagado para siempre. Y sí, es verdad, como decía la viejita Irma: la vida sIgue. No hay manera de pararla. Pero lo cierto es que allí más nunca se mató un pollo. del mismo auto...
El amanecer más bonito – Alejandro Moreno
18a, José Alejandro Moreno Guevara

El amanecer más bonito – Alejandro Moreno

No hay manera de que el amanecer sea más bonito. Tendría que bajar la Virgen y repartir flores para que eso fuera posible, piensa Conrado viendo el cielo. Trota un poco hasta la puerta y mirando hacia adentro no tiene manera de adivinar  quien está allí. Se devuelve a la plaza y vuelve a mirar el cielo. Regresa a la puerta y otra vez tira la vista hacia adentro. Finalmente sacan la urna. Conrado da vueltas alrededor del cortejo que apenas va saliendo para el cementerio. Su hermana Mercedes lo toma por el brazo, él insiste en jugar. Todos lloran menos él. La señora Josefina le regala un mango. Le da las gracias y se echa a reír. Ese día cumple cincuenta años y le pregunta a su hermana Mercedes por su mamá. Ella lo abraza. En dos días Conrado se va para Caracas porque Mercedes no l...
Planchadoras – Alejandro Moreno
José Alejandro Moreno Guevara, 16b

Planchadoras – Alejandro Moreno

Hubo un tiempo es que algunas mujeres planchaban con tristeza los pantalones ajenos. Es mejor no acordarse de eso. Sobre todo porque ya fue y lo que fue pues fue. De esas certezas también vienen algunas historias. Una noche una mujer plancha arrugas en un pantalón de casimir inglés. Y en una penumbra sonora Julio Jaramillo gime un testamento de amor. Esa noche la mujer quiere morir. Digamos que esa mujer se llama Carmen Ramona y digamos que esa noche se quiere morir. Luego, a lo lejos, se escucha el llanto de un bebé. Se siente acompañada aunque un poco angustiada. El llanto se oye un poco más cerca. La mujer continúa planchando, pero ya no se quiere morir, no ese día. del mismo autor
Chocolates en la cartera – Alejandro Moreno
14b, José Alejandro Moreno Guevara

Chocolates en la cartera – Alejandro Moreno

Los pasitos de Adelaida son cortos y muy despacio. No hay manera de que pueda sentirse más débil. A pesar de eso la entereza que la caracteriza hace que se sobreponga y continúe caminando. Sus dos pequeños hijos, Gabriela y Armando, no saben si abrazar a su mamá o quedarse lejos para no provocar que le duela más el cuerpo. Adelaida, finalmente, llega desde la puerta de la casa hasta su cama. Un recorrido larguísimo y estrecho que la ha dejado agotada. Quiere prepararse físicamente para besar a sus hijos, porque oprimir sus labios contra los cachetes de los niños siente que la dejará rota. Los niños la miran, con esa tristeza infinita que solo un par de niños que ven a su madre diluirse, bajo el yugo del sufrimiento, pueden sentir. Adelaida por fin está en su cama. Con gran esf...
Pasó de verdad – Alejandro Moreno
17b, José Alejandro Moreno Guevara

Pasó de verdad – Alejandro Moreno

El 17 de abril de 1981 a las 3:43 de la tarde, de una primaveral tarde parisina, Julio Cortázar y Carlos Cruz Diez se están echando palos en compañía de otros amigos en la Rue Savignon número 17.Cruz Diez le está echando el cuento a Julio de La Sayona. El manganzón argentino escucha maravillado. Quizás esa voz de niño de Carlos Cruz Diez le imprime más dramatismo a la narración.Una mujer muy joven le sirve a Carlos Cruz Diez otro guamazo de ron que éste saborea como si fuese el último. Cortázar no toma en ese momento, no quiere salirse de concentración.No puede creer lo que está escuchando acerca de aquella extraña aparecida venezolana.Al llegar a casa se sentará frente a la máquina de escribir para hacernos un regalo que todavía no sabemos dónde está. Recordemos que todo manuscrito en alg...