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José Alejandro Moreno Guevara

Vallenilla, por Alejandro Moreno
62b, José Alejandro Moreno Guevara

Vallenilla, por Alejandro Moreno

La historia de Vallenilla es tan triste como puede ser la de cualquiera. Tal vez, el tono en que él la ha contado es la que la hace tan cálida, a pesar de que puede llegar a ser tan melancólica.Vallenilla se iba a casar. Había ahorrado ya un par de años para hacerlo. Tenía miedo, como todos, pero aun así quería casarse. No soñaba nada en particular para su futuro. Mucho menos esperaba nada.Amintha, su novia ya desde hacía años, era una mujer sobria pero muy alegre. Con esa alegría como de antes, que no escandaliza ni aturde.Un día, Vallenilla llegó a casa de Amintha, pero no estaba. A Vallenilla le dijeron: "mijo, Amintha se fue". No supo qué hacer. Amintha había dejado una carta. Pero Vallenilla no sabía leer, y le daba pena decir que no sabía.Vallenilla se quedó quieto y no dijo nada. Y ...
Yocasta Zambrano, por Alejandro Moreno
61b, José Alejandro Moreno Guevara

Yocasta Zambrano, por Alejandro Moreno

 No hay forma ni manera de que Yocasta Zambrano se vista como su mamá le dice. A pesar de que solo tiene quince años, insiste tercamente, en que se quiere vestir como un varón, o al menos como se visten los varones allá en Mucuchíes.Un día, Yocasta quiso vestir camisa de cuadros, porque aquello le parecía bueno. Y reunió su plata y, en Mérida, se compró una camisa de cuadros. Mucuchíes, por supuesto, no estaba nada contenta con que Yocasta usara camisa de cuadros. Pero a Yocasta no le molestaba, para nada las burlitas de la gente. Y así, pasaron los años y Yocasta cumplió su sueño, un día en Caracas, y pudo ponerse un esmoquin blanco. Y entonces Yocasta decía que se podía morir feliz.del mismo autor Quiero patrocinar
Esther, por Alejandro Moreno
55a, José Alejandro Moreno Guevara

Esther, por Alejandro Moreno

Armandito da dos pasos y se detiene, luego da tres pasos y se detiene y así sucesivamente hasta llegar a diez. La mamá de Armandito ya no sabe si regañarlo o hacerse la loca. Todos los días del mundo Armandito hace lo mismo. Ciertamente no tiene una hora fija.  Lo han visto hacerlo en la mañana, al mediodía y en la tarde. Nadie lo ha visto hacerlo en la noche. Armandito dice que está buscando a Esther. No la vio más y desde ese día hace lo de los pasos. Pero es público y notorio que Esther murió de fiebre tifoidea. Armandito cree que Esther se fue con un hombre a caballo, pero ella murió. Él prefiere creer que ella no murió, prefiere seguir pensando que algún día ella va a volver y le va a pedir perdón y le dirá pa casase. Mientras tanto sigue dando esos pasos que separan su c...
Pan andino fresquecito, por Alejandro Moreno
40a, José Alejandro Moreno Guevara

Pan andino fresquecito, por Alejandro Moreno

 Dicen que las chiripas son más fuertes que el odio, pero definitivamente el odio que había en el corazón de Douglas Bracho no era un juego. Siendo muy niño había sufrido un maltrato que lo atormentaba hasta el día de hoy. Esos correazos de su padre Armindo Bracho habían sido apenas la punta del iceberg, un maltrato que, cada cierto tiempo le bamboleaba las emociones y lo descomponía. Y era entonces allí cuando emergía ese odio vertical que se instalaba en el corazón. Sin embargo, todo aquello, era atenuado con un espíritu compasivo, muy dulce y sosegado.Douglas Bracho, no había causado todavía daño físico alguno a ninguna persona. Todo lo contrario, siendo una energía poderosa, Douglas la sacaba de sí convertida en otra cosa, a veces ni él mismo sabía cómo hacía. Pero ese odio estaba allí...
Yeiker está preocupado – Alejandro Moreno
31a, José Alejandro Moreno Guevara

Yeiker está preocupado – Alejandro Moreno

Yeiker está preocupado. El niño ha tenido fiebre los últimos tres días. Sin embargo como ya está bastante mejor, él y Yamileth han decidido llevarlo para el preescolar. No deja de pensar en que hace tres años y medio cuando su hijo era un bebé estuvo a punto de morir. Va pensando en la promesa que hizo a José Gregorio Hernández y que fue a Isnotú y anduvo  de rodillas por unos dos kilómetros. Promesa esta que le dejó secuelas en las rodillas.En eso está pensando cuando recibe una llanada. Debe atender,  es su jefe. La llamada finaliza y Yeiker debe dejar al niño en el colegio para asistir a la reunión pendiente con su jefe.Llega al encuentro con su jefe, quien le explica que es la dueña de una panadería de Los Palos Grandes y que ya la familia va a pagar el rescate, que eso está hablao...Y...
Al Brasil con el Principito – Alejandro Moreno
28b, José Alejandro Moreno Guevara

Al Brasil con el Principito – Alejandro Moreno

Nairú Manaure es la más pequeña de sus hermanos. Su belleza es una mezcla de serenidad y de inquietud hormonal. Está decidida a irse a trabajar de Maturín para Brasil. En la agitada vida de su barrio la Guaricha se siente extraviada. Y pese a que está temerosa de irse de su casa está decidida a hacerlo.Una mañana agarra sus pocos coroticos y decide agarrar camino a Manaos. El terminal de Maturín es una gallera sin ningún concierto y ya a las tres horas Nairú va rumbo a Santa Elena de Guiarén  y de alli a Manaos.En las manos lleva su bolso, una botellita de agua y un ejemplar de El Principito. Nairú tiene mucho miedo y lo siente en el cuerpo. No sabe que le espera en Brasil. Toma el ejemplar de El Principito y sigue leyendo en la página 46, que fue donde se quedó la última vez.del mismo aut...
Ramón – Alejandro Moreno
23b, José Alejandro Moreno Guevara

Ramón – Alejandro Moreno

La carretera está suficientemente lejos como para pensarlo dos veces antes de tener que ir y volver sin ningún motivo que valga la pena. Sin embargo, Ramón recorre ese trecho con una felicidad de pajarito. Le gusta sentirse poderoso en aquel camino angosto lleno de trinitarias y matas de mango. Ha buscado agua desde la toma que está en la carretera hasta su rancho desde que tiene uso de razón hasta los treinta años que acaba de cumplir hace un par de meses. Sólo dos veces en su vida no ha podido hacer ese recorrido diario: una vez que estuvo enfermo y cuando murió su abuela Lucrecia. De resto esa ha sido su vida. Ramón ha sido inmensamente feliz y su precariedad y su estrechez material no ha sido si no otra cosa que detalles de una vida plena y vibrante. Las trinitarias del camino n...
Ramoncito y Pecheche, por Alejandro Moreno
72b, José Alejandro Moreno Guevara

Ramoncito y Pecheche, por Alejandro Moreno

 Ramoncito y Pecheche eran absolutamente inseparables. La parranda era su objetivo más preciado. Vale decir que el de ambos. Eran legendarias las extravagancias de Ramoncito y Pecheche: disfrazarse de monjitas en los carnavales de Carúpano, comer espagueti con diablito y salsa rosada en Mochima, leerle fragmentos de la Odisea a los borrachitos del mercado de Cumaná.Un día Ramoncito y Pecheche estuvieron en Río Casanay. Y allí ayudaron a Leonardo Farías a sembrar en su conuco. Entonces, Leonardo Farías mató dos gallinitas negras y les preparó, a Ramoncito y a Pecheche, un sancocho que no olvidaron nunca. Tanto fue así, que, ya estando viejitos, Ramoncito y Pecheche se consiguieron y, recordando aquel sancocho, lloraron de alegría acordándose de su amigo Leonardo Farías.Compartir en ...
Karim Panahí, por Alejandro Moreno
58c, José Alejandro Moreno Guevara

Karim Panahí, por Alejandro Moreno

Karim Panahí, no cree en Alá ni en nada parecido. Al menos no cree en eso como creen sus hermanos y sobre todo sus padres. Obviamente nadie lo sabe. Karim cree más bien en algunas películas que ha logrado ver. Cree en la piel de Demi Moore y en los ojos de Marilyn Monroe.Karim venera la belleza de las mujeres, y quizás por ello Marzieh Hosseini, su compañera del Politécnico de Teherán, es el principio y fin de su credo. Todo lo que supuestamente implora a Alá, en realidad es una alabanza a la belleza inquietante de Marzieh.Cuando Karim ayuna es una plegaria a los labios de Marzieh. Es allí precisamente en donde Karim tiene puesta su fe. Pero nadie lo sabe. Mientras tanto, seguirá inclinando su cabeza hacia La Meca con su corazón puesto en la pulpa jugosa de los labios de Marzieh.del mismo ...
Amandita, por Alejandro Moreno
56b, José Alejandro Moreno Guevara

Amandita, por Alejandro Moreno

Amandita es fea, o mejor, es muy fea. Nadie nunca le ha dicho un piropo. Amandita cree que nunca se va a casar ni a tener hijos. Y esto es tan cierto que oprime el corazón de ella. Ningún hombre la ha visto a los ojos y ella arrastra ese dolor, como un viejo amante que ha sido sacudido por el desamparo.Amandita no guarda amargura en su corazón, no podría. La vida se le ha ido pasando entre el desamparo y la Rochela. Y aunque ya pronto llegará la vejez, le gustaría tener su muchachito, uno de ella. Pero en la irremediable rueca de su vida, no hay lugar tal vez para algunas cosas.  Y no es que Amandita requiera ciertas cosas, total la vida es la vida. A lo mejor es que nadie conoce realmente el amor.del mismo autor Quiero patrocinar
La timidez de Marcelo, por Alejandro Moreno
54c, José Alejandro Moreno Guevara

La timidez de Marcelo, por Alejandro Moreno

Marcelo Capozzolo es un muchacho muy tímido, tanto, que su desbordante simpatía personal a veces está arrinconada por esta timidez. No le gusta el fútbol. No lo odia, pero le da mucho fastidio verlo, sentirlo y vivirlo como lo viven su hermano Ariel, sus primos y mucha gente con la que comparte.Sin embargo, no es momento de pensar en la gente de Buenos Aires. Sólo quiere disfrutar de los Roques. Le angustia un poco pensar que su semana allí pase rápido. A Marcelo le parece que Yurubí es bellísima, la ha visto un par de veces en la posada y sabe que es la mujer más bella que ha visto desde que llegó a Venezuela. Quisiera perseguirla con la vista cada vez que se le aparece, por supuesto no se atreve.Una noche ve un grupo de jóvenes viendo hipnotizados el televisor. Allí está también Yurubí v...
El Golfo, por Alejandro Moreno
52c, José Alejandro Moreno Guevara

El Golfo, por Alejandro Moreno

En la Angoleta el sol es más pícaro que el carajo. Y por eso antes de salir ya te empieza a lanzar duro. El bote de Plácido parece ser lo único que se mueve en el agua a esa hora de la madrugada que sueña con morir. Plácido es un hombre de mar y enfila su bote hacia Cumaná. Estar en el medio del mar con él es una aventura tranquila. El ruido del motor es música en el amanecer. Ya se ve Cumaná cerquita y aparece una escolta de delfines cuando empiezan a apagarse las luces de Caigüire y hacen su aparición los muchachos buenos de la mar con sus lomos grises y el ritmo dulce de su coreografía. El sol está terminando de salir y aquí está Cumaná.Pues resulta que no lo soñé porque el olor a gasoil no se sueña.del mismo autor