El galán desmemoriado, por Álvaro Ríos
Hace unos meses mi gran amigo José Pulido envió un mensaje a mi correo personal. Entre otras cosas me invitaba a colaborar con la página Atril Press mediante el envío de textos breves. Además, hacía referencia a que mi estilo irónico con toques de humor podría ser de interés para muchos lectores en la red. Le agradecí el gesto y de inmediato le escribí a Luli —la dama que se encarga de administrar la página—, quien me dio a conocer las normas de publicación y finalmente expresó que con gusto recibiría mis trabajos.
Ese mismo día, al final de la tarde, intentaba redactar un cuento para dicha página, cuando de pronto sonó el móvil:
—Aló.
—Disculpe, —dijo una voz de mujer—, ¿hace poco le han extraído el apéndice?
—Sí. Pero, ¿quién es, de dónde llama?
—Mi nombre es Fabiola y...