La dama y los héroes, por Álvaro Ríos
Caracas me encanta.
A pesar de la prisa que imprimen sus habitantes, resulta grato cuando dejo la provincia para ir de visita a la capital. El problema es que usualmente ocurre un evento fuera de lo común, de hecho, la mayoría de las veces regreso lastimado.
La última vez fue horrible.
Tomé el avión de ida, llegué a Maiquetía, abordé un taxi y a las nueve de la mañana —justo a tiempo—, me presenté en el lugar de reunión, una oficina que tiene la empresa en Las Mercedes.
Hasta allí todo bien.
Sin embargo, cuando la reunión finalizó, quise visitar la feria de comida en uno de esos centros comerciales que existen en las cercanías.
Decidí ir a pie.
Al acercarme al cruce de la avenida, advertí cuando una mujer, la más hermosa que he visto en mi vida, tanto que necesitar...