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Getulio Bastardo

Cinéfilo, por Getulio Bastardo
107c, Getulio Bastardo

Cinéfilo, por Getulio Bastardo

Soy cinéfilo desde muy niño. Mi abuelo tenía una cafetería en el cine Ayacucho de Cumaná. Era una sala que solo estaba techada hasta la mitad, o sea, en el área preferencial; en galería o gallinero no había techo. Por supuesto que aún no existía el aire acondicionado. Vi muchas de las películas que se proyectaban allí, principalmente mexicanas.Luego comencé a ver películas de grandes producciones en el nuevo cine Paramount en la plaza Miranda. Ya había aire acondicionado. Películas como El Dr Zhivago, Éxodo, Los Diez Mandamientos, Los Doce del Patíbulo y un largo etcétera, y una cuyas versiones creo que he visto todas: Siete hombres y un destino. Entre esas versiones está Los Siete Samurai. Algunas eran muy largas con intermedios donde uno podía salir y comer algo.En o...
Se colocó brava, por Getulio Bastardo
104c, Getulio Bastardo

Se colocó brava, por Getulio Bastardo

Yo no sé cuándo, ni quién le dijo a algunas personas, cuando eran estudiantes de primaria o secundaria, supongo, que “poner” era una mala palabra. Lo digo porque la gente, alguna gente ahora, se empeña en usar el verbo “colocar” en vez de “poner” en cualquier circunstancia, oración o discurso, sin importar el contexto o la idea que se quiera expresar. Lo importante es no decir ni escribir “poner”. Ese exabrupto lo están inculcando desde los primeros años de escolaridad y prueba de ello es el título de este escrito que corresponde a una niña de segundo grado de educación primaria que al llegar a casa le comentó a la mamá que los niños hicieron mucho desorden y por eso “la maestra se colocó brava”.¿lo puedes creer?El ejemplo anterior es de una niña de 8 años, pero el siguient...
Pistola de papelillo, por Getulio Bastardo
103b, Getulio Bastardo

Pistola de papelillo, por Getulio Bastardo

Antes, en Venezuela los billetes de cien bolívares eran los de más alta denominación. Eran de color marrón, y quien tenía un “marrón“ en su cartera tenía poder.Se acercaba la navidad, la familia era muy pobre, de allí que esa fiesta que se acostumbra para esas fechas estaba negada. No había niño Jesús, San Nicolás, menos; este ni se conocía y los Reyes Magos tampoco llegaban.Pero los niños siempre sueñan con juguetes en cualquier momento. Él soñaba con una pistola de papelillo. Eran pistolas con un cilindro que giraba y se cargaban con una cinta de detonantes. Las pistolas no costaban más de 5 bolívares y las cintas de cien detonantes un real (Bs 0,50).Era el mejor implemento para jugar “caman”, que era un juego de bandidos armados con los dedos en forma de pistola y vaqu...
Hijo único varón, por Getulio Bastardo
102c, Getulio Bastardo

Hijo único varón, por Getulio Bastardo

Les he comentado en las dos entregas anteriores acerca de la sobre protección y de la sobre exigencia como perjudiciales para el desarrollo armónico de los niños. Ahora les comento la circunstancia de ser un único hijo varón de madre soltera, donde se dan los dos presupuestos anteriores.Las madres solteras crían a su único hijo generalmente en compañía de las abuelas, lo que implica una dosis adicional de protección con las consecuencias que ya hemos comentado. Estos muchachos además de la sobre protección que los convierte en adultos inseguros y con merma en sus capacidades biológicas y psicológicas, cargan además con las exigencias manipulativas de la madre, quien pretende que el hijo funcione o se comporte como el marido que se fue o que nunca estuvo.Estas madres llaman constantemente l...
Acoso II, por Getulio Bastardo
101c, Getulio Bastardo

Acoso II, por Getulio Bastardo

Otro de los giros del acoso o maltrato familiar es la “sobre protección”, y digo acoso porque hacen sufrir, no al niño precisamente sino al adulto. Al criar niños con muchos cuidados o excesiva protección, estos resultan adultos temerosos e incapaces de enfrentar por sí solos las exigencias de la vida diaria.Al niño sobre protegido no se le permite el accionar de niño, no se le deja ser niño; sus padres siempre están allí́ para resolver sus dificultades; y no solo están allí́ para solucionar sus problemas actuales, sino que se anticipan al “peligro”, y quieren resolverles el futuro de una vez. Ese es un niño que no va desarrollar las herramientas básicas para transitar la vida de adulto, ni siquiera biológicamente, porque, es tanto el cuidado, que no desarrollan anticuerpos para defenders...
Acoso, por Getulio Bastardo
99c, Getulio Bastardo

Acoso, por Getulio Bastardo

El acoso, llamado ahora bullying por todo el mundo, comienza en la casa. El maltrato psicológico de que son objeto los niños en su hogar tiene muchas variantes y de las que más me llaman la atención son las exigencias académicas cuando se convierten en acoso, y el lenguaje usado “contra ellos”. Por supuesto que los padres deben inculcar en los niños responsabilidad, cumplimiento del deber, buenos hábitos de alimentación, sueño, lectura y actividad física, entre los más importantes, pero educarlos no es una patente de corso para obligarlos a hacer cosas más allá de sus capacidades físicas o intelectuales. Exigirles logros académicos es parte de la obligación como padres formadores, pero pedirles la máxima nota cuando no es posible genera mucha ansiedad o estrés. Con...
Lectura de aeropuerto, por Getulio Bastardo
98c, Getulio Bastardo

Lectura de aeropuerto, por Getulio Bastardo

No levanté la mirada para verla partir. Mi café se mezcló́ con mis lágrimas, el otro permaneció intacto como mi amor por ella. Partió la única mujer que he querido, llevando con ella el único amor que tuve y he tenido. ¿De qué me quejo? Si yo acepté esa situación de ausencias largas y encuentros cortos.Ahora en mi soledad, como siempre, medito sobre lo pasado y me pregunto ¿por qué́? Nunca supe su dirección, su teléfono o el de su familia. ¿Por qué́ no nos veíamos en otras circunstancias que no fueran los eventos científicos? ¿Por qué́ no fue de la manera tradicional y corriente de amantes que se hacen pareja definitiva y “fueron felices para siempre”?Era un ermitaño en una selva de concreto que me gustaba estar solo y disfrutar de mi soledad y mis libros, hasta que la conocí́. Y...
Un encuentro postergado, por Getulio Bastardo
97c, Getulio Bastardo

Un encuentro postergado, por Getulio Bastardo

- "Vámonos de aquí. Ese no es el doctor, debe ser un enfermero", comentó una adolescente de trece años, que esperaba ser atendida por el médico del consultorio de medicina rural de un pueblo andino.Fue un momento en que la sala de consulta se abrió y vio a un hombre de tez morena, pelo negro ensortijado y bigote poblado a lo Oscar de León, enfundado en una bata blanca, que contrastaba con la imagen del médico español de piel blanca y cabellos canosos ya conocido que había sido relevado el diciembre pasado y ella no lo sabía.Diez años más tarde este mismo médico, un día al entrar a su sitio de trabajo, sintió su andar ralentizado por la presencia en la recepción del rostro más hermoso que sus ojos hubieran visto.Desde allí todos los días al llegar, se acercaba a saludar a las chicas del dep...
El silencio, por Getulio Bastardo
96b, Getulio Bastardo

El silencio, por Getulio Bastardo

Nos quedamos callados, ya no había nada de qué hablar, se habían agotado todos nuestros argumentos, ella en contra y yo a favor. Ella muy racional, yo, muy emocional. Nos miramos a los ojos quizás por última vez. Mientras nos tomábamos de las manos nuestros ojos se colmaron de lágrimas y lloramos en silencio. Mis pensamientos se llenaron de recuerdos, los de ella intuyo que también, iguales a los míos, buenos y gratos recuerdos. De eso vivíamos, de recuerdos. La vida nos trajo hasta aquí después de transitar cada uno por otros caminos. Coincidimos nuevamente en otra ciudad cuando menos lo esperábamos, aunque yo siempre guardé la esperanza de volver a verla en cualquier momento de mi sola existencia, no importa dónde estuviera, así fuera en un supermercado, un avión o el cementerio de cualq...
El mata chino, por Getulio Bastardo
95b, Getulio Bastardo

El mata chino, por Getulio Bastardo

La lectura de El Matachín de Cantaura (*), me hizo recordar un nombre parecido, pero más trágico.Al lado de la medicatura donde hice medicina rural, vivía un señor procedente de Trinidad, Pierre se llamaba. Le decían brujo y él afirmaba que tenía comunicación con los espíritus.De 65 años, piel morena, de estatura baja y andar despacio y sigiloso, una calvicie bien pronunciada rodeada de canas enroscadas. Hablaba español, por supuesto con acento inglés; un día me invitó a su santuario en la casa donde vivía; me hizo entrar sin zapatos en una habitación alfombrada, con poca luz y cargada de imágenes, entre ellas muchas flores donde destacaba un ramo de rosas rojas sobre fondo negro, una foto grande del sistema solar y del horóscopo y otras cosas.Me mostró una pequeña pirámide de cristal, la ...
Ya pasó el avión, por Getulio Bastardo
94c, Getulio Bastardo

Ya pasó el avión, por Getulio Bastardo

Hay una canción venezolana que dice “ los catorce borrachitos conocidos del lugar, que entre boches y palitos el domingo ven pasar”. En esta estrofa la canción se refiere al juego de bolas criollas y los sempiternos jugadores que acompañan su diversión con el consumo de licor.Sin embargo lo que me interesa de la estrofa, y por la que la cito, es cuando dice  “borrachitos conocidos”.En nuestros pueblos todos se conocen y son amigos, el jefe civil, el cura, el médico, el barbero y por supuesto el amigo de todos, conocido por estar en todas las fiestas o cualquier sarao y pasarse de tragos.En uno de esos pueblos había un personaje a quien le decían “Barquito virao”, porque siempre estaba a punto de hundirse. Caminaba de lado, no sé si por los efectos del licor o por defecto físico de nacimien...
Piropos, por Getulio Bastardo
93c, Getulio Bastardo

Piropos, por Getulio Bastardo

Me dice un amigo que, si las normas actuales contra el acoso se hubieran promulgado antes, él aún estaría en la cárcel, no porque sea un acosador, me aclara, sino un piropeador.Le escuché a ese amigo varios piropos de su creación. Es un genio.Dice que no podía ver a una mujer atractiva o no porque le nacía ese impulso de decirle algo, de alabarla, de hacerle ver a la mujer que no en vano era mujer. La mayoría de las veces era premiado con una sonrisa, y entonces se decía, complacido, “misión cumplida”.Sus primeras víctimas eran sus compañeras de trabajo. Había una que era particular objeto de sus halagos y al verla siempre le decía algo. Lo más frecuente era: “ ¡se me compuso el día!”.Ahora dice que anda por la calle temeroso y cuando ve a una mujer tiene que voltear la cara o agachar la c...