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Luli Delgado

4.090.023, por Luli Delgado
98b, Luli Delgado

4.090.023, por Luli Delgado

ler em portuguêsEfectivamente, es mi número de cédula, y ya de una vez se los doy para yo misma prenderle la luz al fantasma.Es que quiero hablarles de nuestra TV de infancia a propósito de una nota que leí en El País que señala que, según los sondeos, el promedio de edad de los televidentes es de 60 años.Me metí a averiguar un poco más por descargo de conciencia y resulta que esa es la tendencia en buena parte de los países de este lado del planeta.Las redes, YouTube, los canales de streaming se la han ido llevando por delante. No creo que sea noticia fresca, pero sí me parece traer a cuento algo que las generaciones que vienen más atrás probablemente nunca conozcan. Me refiero al misterio y la falta de información con la que convivimos nosotros. Me explico.El Zorro, pongamos por ejemplo,...
4.090.023, por Luli Delgado
Luli Delgado

4.090.023, por Luli Delgado

leer en español Na verdade, é o meu número de identidade, e vou dar a você de uma vez por todas para que eu mesmo possa acender a luz para o fantasma. É que quero falar com vocês sobre nossa TV infantil a respeito de uma matéria que li no El País que indica que, segundo pesquisas, a idade média dos telespectadores é de 60 anos. Fui saber um pouco mais por consciência e verifica-se que esta é a tendência em boa parte dos países deste lado do planeta. As redes, o YouTube, os canais de streaming têm levado isso à frente. Não acho que sejam notícias novas, mas me parece trazer algo que as gerações mais antigas provavelmente nunca saberão. Refiro-me ao mistério e à falta de informação com que vivemos. Quero dizer. El Zorro, digamos por exemplo, foi transmitido acho que todos os d...
La cotorrita nerviosa, por Luli Delgado
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La cotorrita nerviosa, por Luli Delgado

ler em portuguêsDe Instagram saqué esta semana un video de una conversación entre una cotorrita y un perro.Antes de seguir leyendo, les pido que por favor lo vean.¿Ya? Es evidente que el discurso del pajarraco no fue improvisado. Cuando llegó a hablar con el perro ya tenía rato rumiándolo, y, como suele suceder, mientras más vueltas, más nervios.Después llega y arremete contra el perro y lo tupe con sus angustias, y el perro al principio le hace caso, pero después se aburre.La cotorrita trata de involucrarlo: “tú no cabes dentro de un gato”, pero sin mucho resultado. Por último el perro le da la espalda y la deja con su tragedia.Yo todavía me estoy riendo, pero es quizás porque la música me suena familiar.Veamos. La cantidad de monstruos que nos cabe en la cabeza es ilimitada, y cuando se ...
A calopsita nervosa, por Luli Delgado
Luli Delgado

A calopsita nervosa, por Luli Delgado

leer en españolDo Instagram essa semana tirei um vídeo de uma conversa entre uma calopsita e um cachorro.Antes de continuar a leitura, peço que assista.Já? É claro que a fala do pássaro não foi improvisada. Quando começou a falar com o cachorro, já vinha ruminando o assunto há algum tempo e, como costuma acontecer, quanto mais voltas, mais nervosa ficava.Então ela chega e ataca o cachorro e o domina com sua angústia, e o cachorro a princípio o ouve, mas depois fica entediado.A calopsita tenta envolvê-lo: "você não cabe dentro de um gato", mas sem muito resultado. Por fim, o cachorro vira as costas para ela e a deixa sozinha com sua tragédia.Eu ainda estou rindo, mas talvez seja porque a música soa familiar.Vamos ver. A quantidade de monstros que cabem em nossas cabeças é ilimitada, e quand...
Crecer duele, por Luli Delgado
96b, Luli Delgado

Crecer duele, por Luli Delgado

Llevo varios días pensando en que somos muy injustos con la gente que envejece, vale decir, con nosotros mismos.Nos miramos con pena y no nos damos cuenta de que cada momento de vida en realidad forma parte del proceso evolutivo, que empieza con el parto y termina cuando nos morimos, y para el cual no hay excepción.La injusticia a la que me refiero es que no nos cansamos de aplaudir los esfuerzos de quien acaba de nacer, y en cambio apretamos la boca, por decir lo menos, con los esfuerzos de la gente que, como los aviones, inicia su descenso a tierra.“¿Viste qué belleza de rosquitas?”, se comenta la gente admirada del bebé a los pocos meses de vida. En cambio, nadie habla de qué bella la barriguita que le ha salido a quien pasa de los cuarenta.Lo mismo pasa con quien elogia los primeros pa...
La cabeza de El Zorro, por Luli Delgado
95b, Luli Delgado

La cabeza de El Zorro, por Luli Delgado

Pocas cosas he deseado en mi vida con tanta vehemencia como la cabeza de El Zorro de la última página del álbum de Disney. El colegio entero andaba a la caza, pero nada que aparecía. Hasta que por fin “salió”, completamos el álbum y el capítulo pasó al olvido, o dio paso a otro álbum, vaya uno a saber.Esas barajitas recuerdo que olían rico, a tinta de imprenta, según me enteré después, y había que pegarlas con cola escolar o con almidón hervido, pero siempre con muchísimo cuidado para que no se chorreara, porque después se pegaban las páginas y el encanto de aquel tesoro se desvanecía inmisericorde.Para las monjas la regla era clara y muy estricta: barajitas nada más que a la hora del recreo, pero díscola de nacimiento, recuerdo la fascinación adicional de tratar de cambiarlas en el salón ...
Tiempo sin verlos, por Luli Delgado
94c, Luli Delgado

Tiempo sin verlos, por Luli Delgado

A él tenía tiempo que no lo veía, y bueno, los años le han pasado por encima pero sigue buenmozo.Después de que regresó de sus andanzas por el fin del mundo, terminó trabajando para la policía. Le ha ido bastante bien persiguiendo a los malos, levantando escenas de crimen, esas cosas.A ella tampoco la veía desde hace un buen rato. Está estupenda. Elegantísima, con su eterno hablar suave, pausado. De esa gente que sabe mantener la calma.Visto en frío parecería que no pegan ni con cola, aunque dicen que los opuestos acaban por atraerse. Vaya uno a saber.Lo cierto es que, mejor no les echo el cuento, por unas y por otras terminan enamoradísimos sin dejar que se sepa mucho, para no llamar la atención de las eternas malas lenguas, a quienes les encantan ese tipo de chismes.Van y vienen varias v...
Mi amigo Vitor, por Luli Delgado
93a, Luli Delgado

Mi amigo Vitor, por Luli Delgado

Me lo encuentro siempre en la puerta del supermercado.Con manos testigos de mucho trabajo, sostiene un cartón que explica que su nombre es Vítor y que es “hepileptico”. Alguien le tachó la “h”, pero no fue motivo suficiente para hacer un nuevo cartón.A punta de encontrarnos nos hemos hecho amigos. Me enteré de que tiene celular y cuenta de banco, pero en cambio vive en una casa abandonada.También me contó que trabajó en España recogiendo frutas, de ahí que habla español, pero la paga era poca y el esfuerzo enorme, así que se regresó a su país.Un día apareció con una mano muy hinchada, y me contó que había sido salvando a una muchacha de ser asaltada. A todas luces era una picada infectada y en Portugal no hay asaltos, pero como Lulucita decía que no hay nada que halague más a un hombre que...
Tacones lejanos, por Luli Delgado
92a, Luli Delgado

Tacones lejanos, por Luli Delgado

Acabo de ver en El País de Madrid una reseña sobre el regreso triunfal de los zapatos de salón, vulgo tacones, al mundo de la moda.La nota me llamó la atención porque justamente ayer conversaba con mi amiga Karina sobre cómo con el tiempo vamos dejando de lado lo que en su momento fue imprescindible. El ejemplo con el que ella ilustró su argumento fue justamente el de sus tacones, zapatos de salón, según me entero ahora que también se llaman. “¿Dónde iba a poder usarlos en estas calles empedradas?”, me decía mientras caminábamos.Y resulta que yo, nada más de verlos, ya me salen ampollas!En mis idísimos tiempos de formalidad, a lo máximo que llegaba era a los mocasines o a esas zapatillas que también llaman bailarinas. Tenía en el fondo de mi closet un par de tacones negros y otro marrones,...
Sabio ejercicio, por Luli Delgado
91b, Luli Delgado

Sabio ejercicio, por Luli Delgado

ler em portuguêsCon esto de que recientemente el tema de la muerte ha sobrevolado el ambiente, me vino a la memoria una anécdota que corría en el periódico donde trabajaba.Resulta que uno de los periodistas de más brillo en la redacción sufrió un infarto.El caso parecía grave, y, como es de praxis, se pautó una página que reseñara su vida y obra.Pero de esa vez no le tocó, se fue recuperando poco a poco y un día se reincorporó a su trabajo.Andando el tiempo, encontró en una gaveta el texto del reportaje ¿obituario? que se había escrito para ser publicado tras su muerte, y sin más, con un bolígrafo rojo lo comenzó a corregir.No sé cuál fue el final de la historia, ni si cuando se murió, ¿se murió?, le publicaron la página que él mismo corrigió, pero en todo caso esta anécdota me sirve para ...
Exercício sábio, por Luli Delgado
Luli Delgado

Exercício sábio, por Luli Delgado

leer en españolCom isso de que recentemente o assunto da morte tem sobrevoado o ambiente, me veio à mente uma anedota do jornal onde eu trabalhava.Aconteceu que um dos jornalistas mais brilhantes da redação sofreu um ataque cardíaco. O caso parecia grave e, como é de praxe, foi elaborada uma página que repassava sua vida e obra. Mas essa vez não foi a dele, que foi se recuperando aos poucos, e um dia voltou a trabalhar.Com o tempo, ele encontrou numa gaveta a tal da página que havia sido escrita para ser publicada após sua morte. Sem mais, como bom profissional que era, com uma caneta vermelha começou a corrigi-la.Não sei qual foi o final da história, nem sequer se quando ele finalmente morreu, já morreu?, publicaram a página que ele mesmo corrigiu. Mas de qualquer forma, essa anedota me a...
Doña Señora, por Luli Delgado
90a, Luli Delgado

Doña Señora, por Luli Delgado

ler em portuguêsSe llamaba igual que yo, y creo que esa fue nuestra primera conexión.No creo haber conocido a nadie con su serenidad, ni su mesura, ni su cuidado con todos, y a pesar de ella misma haberme contado de sus batallas durante la crianza de sus hijos, me resultaba difícil imaginármela enérgica, brava, o por último sin su habitual sonrisa. Pero era lo que contaba, lo que yo oía, y lo que me hacía quererla y admirarla más.Su marido tenía un fusca, nombre brasileño para los VW, y viajaban ellos dos adelante, tres de los niños sentados atrás y el más pequeño de pie sobre un banquito. Esa fue apenas una de las muchas historias que le oí en las tardes de domingo. Otra que recuerdo es la de haber mandado a buscar un suéter a uno de sus hijos. El entonces niño regresó ansioso: “lo encont...