Albuquerquesimeto,
por Luis Alfonzo
Nuestros recuerdos suelen estar editados. Ellos se componen de lo que nuestro cerebro, en su momento decidió guardar, por si acaso lo llegara a necesitar y otras cosas, reales o imaginadas, que les va sumando, sin consultarlo previamente con el usuario principal, incluso elementos incorporados un poco sobre la marcha, con criterios bastante arbitrarios.
Por lo tanto, quien cree estar recordando algo, está realizando un acto de fe y nuestras memorias no son más que interpretaciones libres, que hacemos de los momentos que vivimos. Son como las viejas fotos, donde nos cuesta reconocernos y cuyos colores suelen resultarnos un poco extraños. En resumen, a pesar de lo poco confiable que podría resultar nuestra memoria, no nos queda más que otorgarle un voto de confianza, especialmente en ...